viernes, 24 de marzo de 2006

Inmersión...


Enviado por su Autor
especialmente para
Más Azules...


Llegaste a mi lluvia de primavera
disipando el polvo de mis inviernos
tu sensibilidad, pensares tiernos
expanden las orillas de mi rivera.

Pensando en ti sobrevivo la espera
en lucha con huracanes internos
caminando los zurcos alternos
noche tras noche poemas te leyera.

El tiempo se convierte en mi enemigo
acortando mis momentos contigo
intransigente en su veloz carrera.

El sol y la luna abren sus cortinas
y me sumerjo en tus aguas cristalinas
mi dulce elixir de vida hechicera.

Roberto Grau

lunes, 20 de marzo de 2006

Estar...

Estar a la sombra
de la llaga en el aire.
No-estar-por-nadie-ni-por-nada.
Incógnito,
solamente
por ti.

Con todo lo que cabe dentro,
sin lenguaje también.

Paul Celan
(Rumano)
Versión de Felipe Boso

domingo, 19 de marzo de 2006

Vergüenza...


Si tú me miras, yo me vuelvo hermosa
como la hierba a que bajó el rocío,
y desconocerán mi faz gloriosa
las altas cañas cuando baje al río.

Tengo vergüenza de mi boca triste,
de mi voz rota y mis rodillas rudas;
ahora que me miraste y que viniste,
me encontré pobre y me palpé desnuda.

Ninguna piedra en el camino hallaste
más desnuda de luz en la alborada
que esta mujer a la que levantaste,
porque oíste su canto, la mirada.

Yo callaré para que no conozcan
mi dicha los que pasan por el llano,
en el fulgor que da a mi frente tosca
y en la tremolación que hay en mi mano...

Es noche y baja a la hierba el rocío;
mírame largo y habla con ternura,
¡que ya mañana, al descender al río,
la que besaste llevará hermosura!

Gabriela Mistral

jueves, 9 de marzo de 2006

Si un día...


"Cada hombre, cada caballo,
cada carro tiene su destino,
y el tuyo y el mío están
unidos para siempre"

Maggi Liddchi-Grassi




Si un día puedo aprender
a descifrar las volutas y el viento;
a encaramarme sobre las olas
del destino,
a pisar firme las curvas del camino...

Si un día puedo,
sentir sin versos
y entablillar palabras
que signifiquen destinos,
si un solo día,
un simple y diáfano día
puedo habitar ahí,
donde nadie puede engañar o ser engañado,
entonces ...

estaré a tu lado.

Jorge Luis Martínez H.

(Mexicano)

miércoles, 8 de marzo de 2006

Y Dios me hizo mujer...


Recibido de Mabel


Y Dios me hizo mujer,
de pelo largo,
ojos,
nariz y boca de mujer.
Con curvasy pliegues
y suaves hondonadas
y me cavó por dentro,
me hizo un taller de seres humanos.
Tejió delicadamente mis nervios
y balanceó con cuidado
el número de mis hormonas.
Compuso mi sangre
y me inyectó con ella
para que irrigara
todo mi cuerpo;
nacieron así las ideas,
los sueños,
el instinto.
Todo lo que creó suavemente
a martillazos de soplidos
y taladrazos de amor,
las mil y una cosas
que me hacen mujer todos los días
por las que me levanto orgullosa
todas las mañanas
y bendigo mi sexo.

Gioconda Belli

martes, 7 de marzo de 2006

Vivir...


Gracias Max...


Qué alegría, vivir sintiéndose vivido.
Rendirse
a la gran certidumbre, oscuramente,
de que otro ser, fuera de mí, muy lejos,
me está viviendo.
Que cuando los espejos, los espías,
azogues, almas cortas, aseguran
que estoy aquí, yo, inmóvil,
con los ojos cerrados y los labios,
negándome al amor
de la luz, de la flor y de los nombres,
la verdad trasvisible es que camino
sin mis pasos, con otros,
allá lejos, y allí
estoy besando flores, luces, hablo.
Que hay otro ser por el que miro el mundo
porque me está queriendo con sus ojos.
Que hay otra voz con la que digo cosas
no sospechadas por mi gran silencio;
y es que también me quiere con su voz.
La vida —¡qué transporte ya!—, ignorancia
de lo que son mis actos, que ella hace,
en que ella vive, doble, suya y mía.
Y cuando ella me hable
de un cielo oscuro, de un paisaje blanco,
recordaré estrellas que no vi, que ella miraba,
y nieve que nevaba allá en su cielo.
Con la extraña delicia de acordarse
de haber tocado lo que no toqué
sino con esas manos que no alcanzo
a coger con las mías, tan distantes.
Y todo enajenado podrá el cuerpo
descansar quieto, muerto ya. Morirse
en la alta confianza de que este vivir mío no era sólo
mi vivir: era el nuestro. Y que me vive
otro ser por detrás de la no muerte.

Pedro Salinas

lunes, 6 de marzo de 2006

Bébete un tentempié...

Bébete un tentempié pero sentada
arrimate a tu sol si eres satélite
usa tus esperanzas como un sable
desmundízate a ciegas o descalzate
desmilágrate ahora / poco a poco
quítate la ropita sin testigos
arrójale esa cáscara al espejo
preocúpate pregúntale prepárate
sobremuriente no / sobreviviente
desde el carajo hasta el cielo / sin escalas
y si no vienen a buscar tu búsqueda
y te sientes pueril o mendicante
abandonada por tu abandoneón
fabulízate de una vez por todas
méte en tu ropita nuevamente
mundízate milágrate y entonces
apróntate a salir y a salpicarte
calle abajo / novada y renovada
pero antes de asomar la naricita
bebe otro tentempié / por si las moscas
Mario Benedetti

domingo, 5 de marzo de 2006

Azul de tierra en ti...

Parece mar, el cielo
donde me he recostado a soñarte…

Si vieras mi mirada,
como un ave, cazando horizontes y estrellas.

El universo es mío desde que tú te hiciste
techo de mariposas para mi corazón.

Es tan azul el aire cuando mueves tus alas,
que el vuelo nace eterno en repetida ola sin cansancio.

No sé si en ola o nube abrirme la ternura
para rodarme al sueño donde duermes.

Es tan callado el viento,
que he podido lograrte entre los ecos.

Soy toda claridad para estrecharte…

Te he visto con los ojos vivos
como los ojos abiertos de los bosques,
figurándome en risas y quebradas nadando hasta el océano.

Te he recogido en huellas de canciones marinas
donde una vez dejaste corazones de agua enamorados.

Te he sacado del tiempo…

¡Cómo te he levantado en un lirio de luz
que floreció mi mano al recordarte!

¿Por qué me corre el mar ?
Tú eres vivo universo contestándome…

Julia de Burgos

miércoles, 1 de marzo de 2006

Ventanas...

Dibujaba ventanas en todas partes.
En los muros demasiado altos,
en los muros demasiado bajos,
en las paredes obtusas, en los rincones,
en el aire y hasta en los techos.

Dibujaba ventanas como si dibujara pájaros.
En el piso, en las noches,
en las miradas palpablemente sordas,
en los alrededores de la muerte,
en las tumbas, los árboles.

Dibujaba ventanas hasta en las puertas.
Pero nunca dibujó una puerta.
No quería entrar ni salir.
Sabía que no se puede.
Solamente quería ver: ver.

Dibujaba ventanas.
En todas partes.

Roberto Juarróz
(Argentino)