viernes, 23 de septiembre de 2011

Nocturno...





Por una vez existe el cielo innecesario
Nadie averigua acerca de mi corazón
ni de mi salud milagrosa y cordial
porque es de noche manantial de la noche
viento de la noche viento olvido,
porque es de noche entre silencio y uñas
y quedo desalmado como un reloj lento

Húmeda oscuridad desgarradora
oscuridad sin adivinaciones,
con solamente un grito que se quiebra a lo lejos
y a lo lejos se cansa y me abandona

Ella sabe qué palabras podrían decirse
cuando se extinguen todos los presagios
y el insomnio trae iras melancólicas
acerca del porvenir y otras angustias.

Pero no dice nada, no las suelta
Entonces miro en lo oscuro llorando
y me envuelvo otra vez en mi noche
como en una cortina pegajosa
que nadie nunca nadie nunca corre

Por el aire invisible baja una luna dulce
hasta el sueño por el aire invisible.
Estoy solo como con mi infancia de alertas
con mis corrientes espejismos de Dios
y calles que me empujan inexplicablemente
hacia un remoto mar de miedos

Estoy solo como una estatua destruida
como un muelle sin olas como una simple cosa
que no tuviera el hábito de la respiración
ni el deber del descanso ni otras muertes en cierne
solo en la anegada cuenca del desamparo
junto a ausencias que nunca retroceden

Naturalmente ella
conoce qué palabras podrían decirse
pero no dice nada
pero no dice nada irremediable


Mario Benedetti





lunes, 19 de septiembre de 2011

Donde...


¿Estoy en el crepúsculo de via del Corso que tenía
cara de confidencia
y me sacó un pedazo de dolor? Allí supe
que el vago ser de la lluvia se parece
a la congoja de casi sentir
y las heridas se callan hasta mañana por lo menos.
Se puede entonces volver a casa
y no buscar soluciones,
entrar en uno mismo
como una visitación.
No sé si soy el fantasma que me visita
o yo lo visito con voluntad inútil.
No sé si estoy en la calle Camargo velando a mi
/perro
acabadito de morir todavía.
¿Qué pasará si uno se recorriera el alma humana /y la otra?
¿Lo sucedido volverá a suceder?
¿Se habrá secado en su abandono?
¿Construyó músicas mañana?
A veces, mundo, sos
una fotografía orinada por el tiempo
en la que nunca estuve.
escribo lo que no puedo escribir en mí.
¿Dónde está el crepúsculo dicho?
Sería lindo juntar los restos que dejó en cada
/gente
para abrigarla otra vez.
En realidad estoy hablando del futuro.
Dónde está uno si no.
Digo, en ninguna parte.

Juan Gelman





jueves, 15 de septiembre de 2011

Ud. se me escapa...

Usted se me escapa en los pasillos como
un discóbolo impregnado de aceite.


Pero todo lo que habla es una mano enguantada
por mis medias.
(Desnuda, froto su voz contra las caderas
de la sábana
para no dormirme tan triste)


Almudena Guzmán






domingo, 11 de septiembre de 2011

Cuánto te odio distancia...



¡Cuánto te odio distancia!

Vestida de puta disimulas tu ingenuidad,
con tu ligero de olvido alimentas el recuerdo
¡cuánto te odio distancia!

La rabia que llevo dentro te la debo a ti
¿contenta? ¡deberías!
porque no puedo matarte

Te escupo en la cara si miro una foto
y entrada la noche me revuelco solo,
sacudido por tu estúpida risa.

¡Cuánto te odio distancia!
Como quisiera deshacerte, enamorarte, dejarte
y estrujarte poco a poco y volverte nada...
y pisarte –con los pies–
hasta que la luz se acabe, hasta quemarte de frío,
distancia... ¡Cuánto te odio!

Gonzalo Osses - Vilches
(Chileno - Contemporáneo)





miércoles, 7 de septiembre de 2011

Final inextinguible...

Era una lluvia quieta que no caía
Era la noche lo que nos mojaba
Eran cielos que se mudaban a otras aves
Eran las despedidas alineadas
al borde de un despeñadero


Y son mis ojos que se rompen
como delgadísimo cristal contra
las cosas que se acaban
Son los colores dando la espalda


Fue sentir la fuerza de la nada
golpeándome el rostro, incinerando
todos los caminos de todas las memorias
y gritar todo lo mío y esperar que no me oyeran
para que el olvido se comiera mis últimos deseos
Pero fue también callar siete palabras
del otro lado del silencio
para no extinguir sus nombres


Fue llegar al fin del mundo con las manos vacías
y las distancias destrozadas
Fue llegar con la última sonrisa y una certeza
Aquí comienza lo que no se acaba


Herson Barona
@ViajeroVertical





sábado, 3 de septiembre de 2011

Espero curarme de ti...



Espero curarme de ti en unos días. Debo dejar de fumarte, de beberte, de pensarte. Es posible. Siguiendo las prescripciones de la moral en turno. Me receto tiempo, abstinencia, soledad.


¿Te parece bien que te quiera nada más una semana? No es mucho, ni es poco, es bastante. En una semana se puede reunir todas las palabras de amor que se han pronunciado sobre la tierra y se les puede prender fuego. Te voy a calentar con esa hoguera del amor quemado. Y también el silencio. Porque las mejores palabras del amor están entre dos gentes que no se dicen nada.


Hay que quemar también ese otro lenguaje lateral y subversivo del que ama. (Tú sabes cómo te digo que te quiero cuando digo: “que calor hace”, “dame agua”, “¿sabes manejar?”, “se te hizo de noche”…Entre las gentes, a un lado de tus gentes y las mías, te he dicho “ya es tarde”, y tú sabías que decía “te quiero”.)


Una semana más para reunir todo el amor del tiempo. Para dártelo. Para que hagas con él lo que tú quieras: guardarlo, acariciarlo, tirarlo a la basura. No sirve, es cierto. Sólo quiero una semana para entender las cosas. Porque esto es muy parecido a estar saliendo de un manicomio para entrar a un panteón.


Jaime Sabines