martes, 6 de diciembre de 2005

La otra copa del brindis...

Al principio ella fue una serena conflagración
un rostro que no fingía ni siquiera su belleza
unas manos que de a poco inventaban un lenguaje
una piel memorable y convicta
una mirada limpia            sin traiciones
una voz que caldeaba la risa
unos labios nupciales
un brindis

es increíble pero a pesar de todo
él tuvo tiempo para decirse
qué sencillo         y también
no importa que el futuro
           sea una oscura maleza

la manera poco suntuaria
que escogieron sus mutuas tentaciones
fue un estupor alegre
sin culpa ni disculpa

él se sintió optimista
                                         nutrido
                                                     renovado

tan lejos del sollozo y la nostalgia
tan cómodo en su sangre y en la de ella
tan vivo sobre el vértice del musgo
tan hallado en la espera
que después del amor salió a la noche
sin luna y no importaba
sin gente y no importaba
sin dios y no importaba
a desmontar la anécdota
a componer la euforia
a recoger su parte del botín

mas su mitad de amor
                                       se negó a ser mitad
y de pronto él sintió
que sin ella sus brazos estaban vacíos
que sin ella sus ojos no tenían qué mirar
que sin ella su cuerpo de ningún modo era
             la otra copa del brindis

y de nuevo se dijo
qué sencillo
                    pero ahora
lamentó que el futuro fuera oscura maleza

sólo entonces pensó en ella
                                              eligiéndola
y sin dolor          sin desesperaciones
sin angustia y sin miedo
dócilmente empezó
                                     como otras noches
                                                              a necesitarla
Mario Benedetti

3 comentarios:

Anónimo dijo...

El vino,las copas,el ritual del brindis,y todas las musas que despiertan en los poetas que nos gustan :),hermosa la imagen...

besos

Anónimo dijo...

Pa morirse, Azul. Me hizo llorar. Beso enorme

Azul... dijo...

Es un poema que te pasea por muchas sensaciones y sentimientos, sí... yo suelo llorar cuando lo leo...