Hasta siempre, Tocaya...
Hay golpes en la vida, tan fuertes… ¡Yo no sé!
Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos,
la resaca de todo lo sufrido
se empozara en el alma… ¡Yo no sé!
Son pocos; pero son… Abren zanjas oscuras
en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte.
Serán tal vez los potros de bárbaros atilas;
o los heraldos negros que nos manda la Muerte.
Son las caídas hondas de los Cristos del alma,
de alguna fe adorable que el Destino blasfema.
Esos golpes sangrientos son las crepitaciones
de algún pan que en la puerta del horno se nos quema
Y el hombre… Pobre… ¡pobre! Vuelve los ojos, como
cuando por sobre el hombro nos llama una palmada;
vuelve los ojos locos, y todo lo vivido
se empoza, como charco de culpa, en la mirada.
Hay golpes en la vida, tan fuertes… ¡Yo no sé!
César Vallejo
3 comentarios:
Sonríele...seguramente le darás lo que más le gusta ver en tu mirada...
Contigo
He caido aqui por casualidad, buscando algo azul. No he visto todo tu blog pero no me ha hecho falta para saber que me gusta mucho. No se como te llamas. Cuando deje esto mi blog se quedara grabado y si te apetece le puedes hacer una visita. No soy muy asidua, pero igual te gusta.
Un saludo
Lo intento, Max, lo intento...
Araceli, gracias por la visita, no dudes que te la retribuiré, como buena vecina que soy :)
¡Bessitos!
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