miércoles, 7 de junio de 2006

Testamento de Miércoles...

Quiero aclarar que este testamento
no es el corriente colofón de vida
más bien se trata de un legado frágil
vigente sólo hacia el final del día

digamos pues que lego para el jueves
las inquietudes que me puso el martes
cambiadas sólo un poco por los sueños
y esa tristeza que es inevitable

lego una nube de mosquitos y una
computadora que no tiene pilas
y hasta mi soledad con la esperanza
de que mis legatarios no la admitan

lego al jueves cuatro remordimientos
la lluvia que contemplo y no me moja
y el helecho ritual que me intimida
con la vieja elegancia de sus hojas

lego el crujido azul de mis bisagras
y una tajada de mi sombra leve
no toda porque un hombre sin su sombra
pierde el respeto de la buena gente

lego el pescuezo que he lavado como
para un jueves de horca o guillotina
y un talante que ignoro si es recato
o estupidez malsana o alegría

lego los arrabales de una idea
un tríptico de espejos que me hiere
el mar allá al alcance de la mano
la hiedra que abanica las paredes

y sólo ahora pienso que en mi árbol
en mis brumas sin rostro y en mi vino
me quedan por legar tantas historias
que alguna se me esconde en el olvido

así que si por si acaso y por las dudas
y para no afligir a quien me herede
las dejo para otro testamento
digamos el del viernes

Mario Benedetti

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Al testamento del viernes no habría que perdérselo :)

besos

Azul... dijo...

Y... no sé que legaría Don Mario... pero yo, el viernes, legaría la sensación gloriosa y efímera de libertad que me llega a las 3 de la tarde de cada viernes, y tendría que legarla justo ese día, porque cada domingo se me hace trizas...

Gracias, Max, por estar... siempre...

Anónimo dijo...

Yo tengo demasiadas cosas para legar en testamento, no acabaría nunca. Pero me gustaría todo fuese para mi hermana Elizabeth...hasta mis ojos en un plato, hasta mi pecho inflado cuando me siento alegre, hasta el cariño de mi mami que guardo aquí en este huequito pa cuando llega la tormenta y una busca ese refugio de la amistad dulce y tan incondicional.