Era la noche lo que nos mojaba
Eran cielos que se mudaban a otras aves
Eran las despedidas alineadas
al borde de un despeñadero
Y son mis ojos que se rompen
como delgadísimo cristal contra
las cosas que se acaban
Son los colores dando la espalda
Fue sentir la fuerza de la nada
golpeándome el rostro, incinerando
todos los caminos de todas las memorias
y gritar todo lo mío y esperar que no me oyeran
para que el olvido se comiera mis últimos deseos
Pero fue también callar siete palabras
del otro lado del silencio
para no extinguir sus nombres
Fue llegar al fin del mundo con las manos vacías
y las distancias destrozadas
Fue llegar con la última sonrisa y una certeza
Aquí comienza lo que no se acaba
Herson Barona
@ViajeroVertical
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