martes, 22 de abril de 2008

Orando...



Líbranos, Señor,
de encontrarnos,
tantos años después,

cuando ya nos creíamos
resucitados,
con aquello que una vez nos mató...






Córdoba, 22 de Abril de 2008

domingo, 20 de abril de 2008

De "El pastor enamorado"...



Alta en el cielo, va la luna de Primavera,
Pienso en ti y dentro de mí estás entera.
Aquí viene, por las grandes praderas, corriendo hacia mí, la leve brisa.
Pienso en ti, murmuro tu nombre; y no me siento yo: estoy feliz.
Mañana vendrás, irás conmigo a recoger flores en la pradera.
Y yo iré contigo por las praderas para verte recoger las flores.
Te veré mañana recolectando flores conmigo en las praderas,
Pues cuando vengas mañana y caminemos juntos por la pradera,
recogiendo las flores,
Se hará para mi la claridad y la verdad.


Fernando Pessoa

viernes, 18 de abril de 2008

Los cómplices...



Gracias, Gustavo,
por este regalo...







Te decía en la carta.
que juntar cuatro versos
no era tener el pasaporte a la felicidad
timbrado en el bolsillo,
y otras cosas más o menos serias
como dándote a entender
que desde antiguamente soy tu cómplice
cuando bajas a los arsenales de la noche
y pones toda tu alma
y la respiración
perfectamente controlada,
por mantener en pie tus rebeliones
tus milicias secretas
a costa de ese tiempo perdido
en comerte las uñas, en mantener a raya
tus palpitaciones,
en golpearte el pecho por los malos sueños,
y no sé cuántas cosas más
que, francamente, te gastan la salud
cuando en el fondo
sabes que estoy contigo
aunque no te vea
ni tome desayuno en tu mesa
ni mi cabeza amanezca en tu pecho
como un niño con frío,
y eso no necesita escribirse...

Gonzalo Rojas
(Chileno)

lunes, 14 de abril de 2008

Eternamente...

Silencio…
solo los grillos
y el ruido obstinado del riachuelo,
en su ida sin fin hacia quién sabe dónde...
Como yo, unas veces repleto su cauce...
Otras, casi vacío... cansado... sin fuerzas...

Y yo aquí,
quieta,
casi sin respirar,
solo sintiendo...
Esta luna que decrece,
ese auto solitario que regresa a casa...
ese pájaro insomne que trina a deshora...
la risa de las niñas que aún no se duermen...
y Fedor que me mira, obstinado,
con sus inmensos ojos celestes...

Fluye la vida...
Esa vida que seguirá cuando yo me haya ido...
En alguna parte alguien llora,
alguien nace,
alguien reza,
alguien ama,
alguien sueña,
alguien muere...
Y yo, cenizas de mi misma,
penetro en la tierra queriendo florecer...
Para perder hojas en el otoño,
ofrecer ramas vacías en el invierno
y reverdecer en la primavera...

Me eternizaré aunque ya nadie me recuerde...
Una gota de mi sangre viajará en otras venas,
un poema que alguna vez escribí
-derramando mi alma-,
será leído por quién sabe qué voces...
Y yo estaré,
aunque nadie lo note...
Y fluiré...
suave a veces,
caudalosa otras...
Como este riachuelo que corre anónimo,
ajeno a mis palabras,
pero tan inmerso en ellas...
Pájaro insomne...
Estrella fugaz...
Luz de luna menguante...
Eternamente...


Caracas, 1° de Abril de 2002

jueves, 10 de abril de 2008

Inédito horizonte...




¡Bienvenido, Max!





Cestillo de cristal la medialuna
En manos de la noche jardinera.
La noche va por ámbitos floridos
Cortando —rauda— fúlgidos manojos.
Tu corazón de novia y novilunio
Viajero de la noche por mi sangre.
Cestillo del amor donde recoges
—Constelación de lirios— mi ternura.
Viene de siderales contrapuntos
Cruzando el trébol de la mediasombra
Doble cuadriga de ilusorias lumbres.
¡Míralas… y me miras, y te miro,
Y al mirarnos, inédito horizonte
Abre la cruz del sur de nuestros ojos!

José Antonio Escalona
(venezolano)

martes, 8 de abril de 2008

Lejanía...

Me atraviesa esta congoja
de invierno
cuando la luna
puede verte,
cuidarte tu sueño
en un abrazo
eterno
y yo
no

Sylvia Moure
(Chilena, contemporánea)

jueves, 3 de abril de 2008

Solamente deseo amarte...


Solamente deseo amarte
Una tempestad llena el valle
Un solo pez el río

Te he hecho
A la medida de mi soledad
Todo el mundo para esconderse
Días y noches para comprenderse

Para contemplar en tus ojos
Todo lo que pienso de ti
Y de un mundo hecho a tu imagen

Y las noches y los días gobernados por tus párpados.

Paul Éluard

miércoles, 2 de abril de 2008

Poema de la despedida...




Te digo adiós, y acaso te quiero todavía.
Quizá no he de olvidarte, pero te digo adiós.
No sé si me quisiste... No sé si te quería...
O tal vez nos quisimos demasiado los dos.

Este cariño triste, y apasionado, y loco,
me lo sembré en el alma para quererte a ti.
No sé si te amé mucho... no sé si te amé poco;
pero sí sé que nunca volveré a amar así.

Me queda tu sonrisa dormida en mi recuerdo,
y el corazón me dice que no te olvidaré;
pero, al quedarme solo, sabiendo que te pierdo,
tal vez empiezo a amarte como jamás te amé.

Te digo adiós, y acaso, con esta despedida,
mi más hermoso sueño muere dentro de mí...
Pero te digo adiós, para toda la vida,
aunque toda la vida siga pensando en ti.




José Ángel Buesa