martes, 31 de marzo de 2009

El sexo de los Ángeles (Poesía en prosa)

Una de las más lamentables carencias de información que han padecido los hombres y las mujeres de todas las épocas, se relaciona con el sexo de los ángeles. El dato, nunca confirmado, de que los ángeles no hacen el amor, quizá signifique que no lo hacen de la misma manera que los mortales.

Otra versión, tampoco confirmada pero más verosímil, sugiere que si bien los ángeles no hacen el amor con sus cuerpos ( por la mera razón de que carecen de los mismos) lo celebran en cambio con palabras, vale decir, con las adecuadas.

Así, cada vez que ángel y ángela se encuentran en el cruce de dos transparencias, empiezan por mirarse, seducirse y tentarse mediante el intercambio de miradas que, por supuesto, son angelicales. Y si ángel, para abrir el fuego dice : "semilla", ángela, para atizarlo responde: "surco". Él dice "alud", y ella, tiernamente: "abismo".

Las palabras se cruzan, vertiginosas como meteoritos o acariciantes como copos. Ángel dice : "madero". Y Ángela: "caverna". Aletean por ahí un Ángel de la Guarda, misógino y silente, y un Ángel de la Muerte, viudo y tenebroso. Pero el par amatorio no se interrumpe, sigue silabeando su amor.

Él dice "manantial". Y ella "cuenca". Las sílabas se impregnan de rocío y, aquí y allá, entre cristales de nieve, circulan el aire y su expectativa.

Ángel dice: "estoque", y Ángela, radiante: "herida". Él dice: "tañido", y ella: "rebato".

Y en el preciso instante del orgasmo ultraterreno, los cirros y los cúmulos, los estratos y los nimbos, se estremecen, tremolan, estallan, y el amor de los ángeles llueve copiosamente sobre el mundo.

Mario Benedetti

domingo, 29 de marzo de 2009

Pájaro en la boca...

Mientras me deshago de los versos
Y las tentaciones de las palabras
Inservibles
De la mujer que duerme a mi lado esta noche,
Intento llamar al pájaro del estrecho tragaluz
Espero salga de la sombra
Como lo adivinaba aquel poema que leí y olvidé.


Le espero... hasta que salga de mi boca
Y desaparezca en el silencio.

Mientras doy la vuelta
De un lado a otro
En el hueco de mi deseo
Tampoco pienso en una muerte
Tan clara como dormir
en este momento.

La ignorante mujer, casi inocente
Sonríe en la penumbra.

Mi idea desprecia el amanecer surgente
Me levanto descubriendo el juego
Nada de pájaros
Las carcajadas de esta mujer son la única verdad.

"No es más que viento", diré
Repitiendo la frase de Gilgamesh el mesopotámico
Un antepasado raro,
Y vuelvo a besar las rosas del mantel.

El pájaro es un viejo recuerdo
De apoderada noche.

Abdul Hadi Sadoun

miércoles, 25 de marzo de 2009

Otro cielo...


A mi Lori en su
18 cumpleaños...


No existe esponja para lavar el cielo
pero aunque pudieras enjabonarlo
y luego echarle baldes y baldes de mar
y colgarlo al sol para que se seque
siempre faltaría el pájaro en silencio

no existen métodos para tocar el cielo
pero aunque te estiraras como una palma
y lograras rozarlo en tus delirios
y supieras al fin como es al tacto
siempre te faltaría la nube de algodón

no existe un puente para cruzar el cielo
pero aunque consiguieras llegar a la otra orilla
a fuerza de memoria y pronósticos
y comprobaras que no es tan difícil
siempre te faltaría el pino del crepúsculo

eso es por que se trata de un cielo que no es tuyo
aunque sea impetuoso y desgarrado
en cambio cuando llegues al que te pertenece
no lo querrás lavar ni tocar ni cruzar
pero estarán el pájaro y la nube y el pino


Mario Benedetti

domingo, 22 de marzo de 2009

Si es verdad...


Si es verdad que
el concepto es arquetipo del objeto
en las letras de tu nombre esta mi vida
y en el amor, el sentido de mi nombre.

María Cristina Bosch

jueves, 19 de marzo de 2009

Apuntes para una leyenda...

Una mujer está parada sobre un puente
que no existió jamás

Su piel que jamás fue besada
flota sobre las aguas del tiempo
como un recuerdo sin rostro

Una carta que jamás fue leída
lucha por alcanzar la orilla
para que alguien la descubra

Un hombre que jamás ha leído
que no sabe leer
que no aprendió jamás
halla la carta y el cuerpo
debajo de ese puente

El hombre llora de impotencia
mientras la carta se deshace
entre sus dedos

El río que está lleno de lágrimas
se apiada de aquel hombre
y le revela el secreto de esa carta

Y el hombre loco de amor
junta sus noches y sus sueños
para arrojarse de ese puente
que no existió jamás


Mario Meléndez
(Chileno)

lunes, 16 de marzo de 2009

Poema de tu voz...




Tu voz puebla de lirios
los barrancos soleados donde silban mis versos de combate.
Tu voz siembra de estrellas y de azul
el cielo pequeñito de mi alma.
Tu voz cae en mi sangre
como una piedra blanca en un lago tranquilo.
En mi pecho amanecen pájaros y campanas
cuando muere el silencio para nacer tu voz.

Amo tu voz cuando cantas
y hay un temblor de nidos y de bosques en tu garganta blanca.
Amo tu voz cuando cantas
y te estremece el ritmo de las fuentes que bajan de la montaña.
Amo tu voz cuando cantas
y sacude tu voz la ternura fecunda
de las brisas que transportan el polen en las tardes de primavera.
Amo tu voz cuando estás en silencio
porque el silencio es un sutil presagio de tu voz.

Y amo tu voz con un amor intenso como la muerte
cuando ella se deshoja en palabras confusas,
en palabras mojadas de tu aroma y tu sangre,
en menudas palabras que en la sombra me buscan
como niños perdidos,
en palabras quemantes como llamas azules,
en el tibio murmullo que no llega a palabra.
Amo tu voz intensamente en el corazón de la medianoche.
Cuando tu voz se abrasa en la selva incendiada de nuestro amor.


Miguel Otero Silva
(Venezolano)

jueves, 12 de marzo de 2009

Rendición de cuentas...

Te debo una lágrima.
Me debés una ternura.
O dicho en otras palabras:
Nos debemos ese imprescindible instante
de absoluta sinceridad.

 Cristina Fornés

lunes, 2 de marzo de 2009

Fumando pienso...

Me cabe en una mano
tu rostro azul
de sueño etéreo.

Lo soplo en esfumados blancos
y veo cómo te mezclas
en el humo de la vida
que me bebo.

La suave ensoñación
de masa ardiente,
de minutos juntados,
al lado de tus sienes descansadas,
me alimenta.

Piso el asfalto ajeno
y no me pasa
la corriente urbana del milagro,
de esta eterna ciudad de los milagros.

Sólo esa masa
de minutos amasados en tus piernas,
en tus brazos,
y más profundo,
en el infinito aletear de tus abrazos,
hace el milagro
de abrirme el alma a diario,
sin que salga publicado
en anuncios por palabras cortadas,
del rincón de algún diario.

Ángela Becerra
Alma Abierta