jueves, 26 de abril de 2007

Yo no lo sé de cierto...


Yo no lo sé de cierto, pero supongo
que una mujer y un hombre
algún día se quieren,
se van quedando solos poco a poco,
algo en su corazón les dice que están solos,
solos sobre la tierra se penetran,
se van matando el uno al otro.

Todo se hace silencio. Como
se hace luz dentro del ojo.
El amor une cuerpos.
En silencio se van llenando el uno al otro.

Cualquier día despiertan, sobre brazos;
piensan entonces que lo saben todo.
Se ven desnudos y lo saben todo.

(Yo no lo sé de cierto, lo supongo)
Jaime Sabines

miércoles, 25 de abril de 2007

Candelabro...




En un cuarto -vacío, pequeño, cuatro paredes
cubiertas de tela verde-
un hermoso candelabro arde cálidamente;
y en su ardor, cada una de nuestras pasiones
arde también con violenta lascivia.
En el pequeño cuarto, donde brilla el
vívido fuego del candelabro,
la luz es única
No es para cuerpos tímidos
la voluptuosidad de estas llamas.


Constantino Kavafis


lunes, 23 de abril de 2007

Ven...

Porque todo (re)comenzó un 23
y es una celebración (re)descubrirlo cada día...




Rafael Alberti

sábado, 21 de abril de 2007

Stolen kisses are the sweetest...


Henri:
Je pense à toi tous le temps.
Anaïs



Lo único que quiero saber es
si detrás del espejo
me esperan tus ojos.
Kiss me quick, my dear,
que la vida es breve.

Te amo ha tomado por asalto
todos mis Diarios.
Veámonos dónde y cómo sea.
Quiero que tus manos
escriban en los pliegues
de mis páginas
todas tus aventuras,
y que cada trazo de tu pluma
sirva para hacer
menos virgen mi cuaderno.

Carlota Caufield
(Cubana)

martes, 17 de abril de 2007

En qué punto del firmamento...

En qué punto del firmamento o suelo
habitas (interrogo hora tras hora
a las nubes que avanzan por el cielo);

y te busco con el mayor anhelo,
aunque infinita fuera la demora,
por escudriñar todo el cielo y suelo.

Penetro del arcano el denso velo,
aún hurtando los rayos de la aurora,
y en oscuridad dejo por ti el cielo.

Bien vale contratiempos y desvelos
el conocer por fin dónde tú moras,
si en la bóveda arriba o en el suelo.

Y poco importa el riguroso hielo,
ni el fuego del infierno que desdora,
pues mirarte prefigurará el cielo.

Baste con verte cuando duermo o velo,
distante en las antípodas ahora,
que si no te vislumbro acá en el suelo,
seguro se me cerrarán los cielos.

Carlos Germán Belli
(Peruano)

sábado, 14 de abril de 2007

Recuentos...

Basta que quisieras dormir
sin pronunciar la última palabra.
Que sólo desearas
ya no mirar y desatar los brazos.

Sólo eso bastaría…
Pero no sabes cómo.



Amparo Osorio



Nada fue mío:
la montaña, su cielo,
las estrellas de la noche,
los mil azules proyectados.
Fui arrancada de mi misma
y reencontrada
en paisajes que no me reflejan
-no del todo, no como antes-.
Las manos que creía llenas de sueños
a punto de hacerse realidad,
las miraba vacías,
heladas,
temblorosas...

Tímidamente avanzo,
trazando caminos
-paso a paso-,
haciendo equilibrios
sobre los railes,
sin atreverme
a mirar más allá
del vallado de este día.
Sigue haciendo frío, aún en verano,
y aunque ya no tiemblo,
hay un espacio de mi interior
que no viajó conmigo
a la nueva geografía...

Mary Carmen Martínez L.
Córdoba, 14 de Abril de 2007



viernes, 13 de abril de 2007

Inventario...


Gracias por este regalo,
Arandiux de mi corazón...




Nada fue tuyo.
Sólo imaginaste una casa y la luna.
El fuego vacilante de la llama.
La mensajera noche
alta en la soledad de tus estrellas.

La sombra perfecta y fiel dictando
el paso de las constelaciones.
La música del agua…
Ahora lo sabes.
Palidecen las manos.
Miras el tiempo de tu cuerpo,
el tiempo de los ríos,
el tiempo de las ruinas.

Basta que quisieras dormir
sin pronunciar la última palabra.
Que sólo desearas
ya no mirar y desatar los brazos.

Sólo eso bastaría…
Pero no sabes cómo.

Amparo Osorio


jueves, 12 de abril de 2007

Cenizas...



Hemos dicho palabras
palabras para despertar a los muertos,
palabras para hacer un fuego,
palabras donde poder sentarnos
y sonreír.
Hemos creado el sermón
del pájaro y del mar,
el sermón del agua,
el sermón del amor.
Nos hemos arrodillado
y adorado frases extensas
como el suspiro de la estrella,
frases como olas, frases como alas.
Hemos inventado nuevos nombres
para el vino y para la risa,
para las miradas y sus terribles caminos.

Alejandra Pizarnik

miércoles, 11 de abril de 2007

Mi guitarra...

No suelo publicar la poca poesía que escribo, la verdad es que la releo y no me atrevo, más cuando hay tantísimos poetas excelentes, que expresan muchísimo mejor que yo sentimientos, similares a los míos; eso sí, todo lo que subo aquí es reflejo de mis procesos interiores... Esta vez rompo la regla con un intento de poema que escribimos mi queridísimo amigo, Roberto Grau y yo, a caballo entre Chicago y Caracas, por la magia de Internet. Me ha producido mucha ternura releerlo y extraño mucho aquellos plácidos e inconscientes días... La de la foto, como no, soy yo con Magia, mi guitarra...



Mi guitarra era un madero hueco y mudo
antes que llegaran las cuerdas de tus atenciones...
Los labios se movían como pantomima
la voz no se oía, solo se pretendía
no existía realidad

Ahora sus melodías son canciones
de pájaros, de ensueño, de voces exóticas
que cantan coros armoniosos…
Voz de ensueño, de fantasía,
canción de sirena que embriaga
con su perfume melódico

Caen sobre mi tus acordes
llenando este salón en penunbras
vacío y solo...
si estuvieras aquí
reinaría la musical primavera del ensueño...

Pero ¿quién dice que no estás
si yo te tengo?
Si te sueño y te escucho
me inundo de tu música
de tus letras y tus imágenes
y asido a ti, transcurre mi vida...

Mía... aunque no quieras
Mía... en la distancia y los desencuentros
Musa, pasión y risa...
La distancia no te separa de mi
la llenan tus sonidos, tus colores
y esta guitarra mía, como tú...
grita una y otra vez tu nombre
lleno de matices...

Roberto Grau y
Mary Carmen Martínez
Chicago y Caracas, 2 de Marzo de 2002

lunes, 9 de abril de 2007

Amor...



Mi forma inerte grande como un mundo
no tiene noche alrededor ni día
pero tiniebla y claridad por dentro
hacen que yo, que tú, vivamos.
Mares y cielos de mi sangre tuya
navegamos los dos. No me despiertes.
No te despiertes, no, sueña la vida.
Yo también pienso en mí cuando te sueño
y robo al tiempo todas mis edades
para poblar mis íntimas moradas
y acompañarte siempre, siempre, siempre.
Manuel Altolaguirre

domingo, 8 de abril de 2007

El oficio de poeta...

Contemplar las palabras
sobre el papel escritas,
medirlas, sopesar
su cuerpo en el conjunto
del poema, y después,
igual que un artesano,
separarse a mirar
cómo la luz emerge
de la sutil textura.
Así es el viejo oficio
del poeta, que comienza
en la idea, en el soplo
sobre el polvo infinito
de la memoria, sobre
la experiencia vivida,
la historia, los deseos,
las pasiones del hombre.

La materia del canto
nos lo ha ofrecido el pueblo
con su voz. Devolvamos
las palabras reunidas
a su auténtico dueño.

José Agustín Goytisolo
(Español)

jueves, 5 de abril de 2007

Velas...

Frente a nosotros,
como una fila de velas encendidas,
-radiantes, cálidas y vivas-
están los días del futuro.
Los días del pasado son
esas velas apagadas.
Las más cercanas todavía humeantes,
las más lejanas encorvadas, frías,
derretidas.
No quiero verlas. Me entristece
recordar su brillo.
Frente a mí miro las velas encendidas.
No quiero mirar hacia atrás y asustarme:
cuán rápido la negra fila avanza,
cuán rápido las velas apagadas crecen.


Constantino Kavafis

miércoles, 4 de abril de 2007

En los bosques de Pennsylvania...



Gracias, Max...







Cuando un árbol gigante se suicida,
harto de estar ya seco y no dar pájaros,
sin esperar al hombre que le tale,
sin esperar al viento,
lanza su última música sin hojas
—sinfónica explosión donde hubo nidos—,
crujen todos sus huecos de madera,
caen dos gotas de savia todavía
cuando estalla su tallo por el aire,
ruedan sus toneladas por el monte,
lloran los lobos y los ciervos tiemblan,
van a su encuentro las ardillas todas,
presintiendo que es algo de belleza que muere.

Gloria Fuertes

domingo, 1 de abril de 2007

El interrogador...

No pregunto por las glorias ni las nieves,
quiero saber dónde se van juntando
las golondrinas muertas,
adónde van las cajas de fósforos usadas.
Por grande que sea el mundo
hay los recortes de uñas, las pelusas,
los sobres fatigados, las pestañas que caen.
¿Adónde van las nieblas, la borra del café,
los almanaques de otro tiempo?
Pregunto por la nada que nos mueve;
en esos cementerios conjeturo que crece
poco a poco el miedo,
y que allí empolla el Roc.

Julio Cortázar