viernes, 27 de febrero de 2009

Tus manos...



Canción de la esperanza
en el camino inútil
de mi vida, tus manos
cruzan como dos alas
cargadas de ternura.

Yolanda Bedregal

martes, 24 de febrero de 2009

Escrito en la arena...

Que lo hermoso y lo hechicero
sea tan sólo hálito y tormenta,
y que lo encantador y lo precioso
y lo propicio nunca permanezca:
que flor y nube y pompa de jabón,
fuegos artificiales, risas de los niños,
mirada de mujer en el espejo
y tantas otras cosas tan maravillosas
que se extinguen, apenas descubiertas,
duren sólo un instante,
eso penosamente lo sabemos.
No nos es tan querido
lo duradero, inmóvil:
piedra preciosa con un fuego frío,
pesada barra de oro refulgente;
y las mismas estrellas
extrañas, alejadas, no parecen
iguales a nosotros, seres transitorios,
pues la hondura del alma no la alcanzan.
Parece que lo hermoso, que lo amable tienda a la destrucción,
tan cerca siempre de la muerte,
y que lo más precioso, los tonos de la música
que desde el nacimiento
huyen, se desvanecen,
hálito son tan sólo, ríos, persecución.
Y por un dolor tenue derribados de un soplo,
pues tampoco se dejan detener
por el tiempo que dura este latido, tampoco exorcizar;
sonido tras sonido, casi apenas tocados,
se esfuman y se escurren desde allí.
Así está nuestro corazón
lealmente entregado,
fraternalmente a lo fugaz,
la vida, lo que mana,
no a lo que, sólido, posee duración.
Pronto lo permanente nos fatiga, joyas,
roca y mundo estrellado,
a nosotros, en el eterno cambio a la deriva,
almas de viento y pompas de jabón,
al tiempo unidos, y fugaces,
a quienes el rocío de una hoja rosa,
a quienes el cortejo de unas aves,
la muerte del espejo de las nubes,
el brillo de la nieve, el arco iris,
la mariposa que voló, nosotros,
a quienes el sonido de una risa
que al pasar nos rozara
nos parece una fiesta
o nos causa dolor. Amamos todo aquello
que nos es semejante, y entendemos
lo que el viento escribe sobre la arena.

Hermann Hesse

sábado, 21 de febrero de 2009

Ella...

Ella anuda hilos entre los hombres
y lleva de aquí para allá la mariposa profunda
-ala del paisaje y del alma de un país, con su polen...

Ella hace sensible el clima de los días, con su color y su
perfume...
a su pesar, muchas veces, como bajo un destino.
Testimonio involuntario, ella,
de un cierto estado de espíritu, de un cierto estado de las cosas,
en que la circunstancia da su hálito. ..

Pero se dirige siempre a un testigo invisible,
jugando naturalmente con la tierra y el ángel,
el infinito a su lado y el presente en el confín...

Mas es el don absoluto, y la ternura,
ella que es también el término supremo y la última esencia
con las melodías de los sentidos y los símbolos y las visiones y
los latidos
para el encuentro en los abismos...

Mas tiene cargo de almas, y es la comunicación,
el traspaso del ser, "como se da una flor", en el nivel de los
niños,
más allá de sí misma, en el olvido puro de ella misma...

Y no busca nunca, no, ella...
espera, espera toda desnuda, con la lámpara en la mano,
en el centro mismo de la noche...

Juan L. Ortiz

(Argentino)

miércoles, 18 de febrero de 2009

Los locos...





A los locos no nos quedan bien los nombres.

Los demás seres
llevan sus nombres como vestidos nuevos,
los balbucean al fundar amigos,
los hacen imprimir en tarjetitas blancas
que luego van de mano en mano
con la alegría de las cosas simples.

Y qué alegría muestran los Alfredos, los Antonios,
los pobres Juanes y los taciturnos Sergios,
los Alejandros con olor a mar!

Todos extienden, desde la misma garganta con que cantan
sus nombres envidiables como banderas bélicas,
sus nombres que se quedan en la tierra sonando
aunque ellos con sus huesos se vayan a la sombra.

Pero los locos, ay señor, los locos
que de tanto olvidar nos asfixiamos,
los pobres locos que hasta la risa confundimos
y a quienes la alegría se nos llena de lágrimas,
¿cómo vamos a andar con los nombres a rastras,
cuidándolos,
puliéndolos como mínimos animales de plata,
viendo con estos ojos que ni el sueño somete
que no se pierdan entre el polvo que nos halaga y odia?

Los locos no podemos anhelar que nos nombren
pero también lo olvidaremos…

Roque Dalton

domingo, 15 de febrero de 2009

País...

¿El universo? Claro. ¿El infinito? Además.
¿La carne? Desde luego. Carne celeste
o con un cielo arriba que se nubla cuando tocás
el odio y chocan furias y llueve
un agua triste.
Una vaca pace en el hueso que voy a recordar.
¿Y los que olvidan? ¿Se tapan como indios las vergüenzas?
País
desaparecido en una gorra militar.
¿estás en lo que venga?
Lo que vino es cobardía y desprecio.
Se avisa a Paul Celan: tumbas cavadas en el agua.
Brilla el día.
Me recuerda que no soy árbol y que no tengo raíces /de pájaro.
Vivo vagamente
y nadie me ve entrar

Juan Gelman

viernes, 13 de febrero de 2009

Scusami, I walk alone...


La bandada de aves cruza
el viento por encima del río"

(Inscripción egipcia)




Entre la palabra y la música
llevo mi rubor ceñido
hasta los tobillos.

Ojos, párpados, labios, uñas...
vigilan la suerte
de la quietud imposible.
Busco purificaciones
y a modo de tela
me dejo ungir con gracia.

Carlota Caufield

martes, 10 de febrero de 2009

Trampa...

Un asiento
va a invitar a mis pasos libres
a que descansen
para que él ande en mi lugar
y conozca el sabor del correr con el viento.

Ibrahim Nasrallah

sábado, 7 de febrero de 2009

A una y otra mano...

A una y otra mano, allí
donde me crecían las estrellas, lejos
de todos los cielos, cerca
de todos los cielos:
¡Cómo
se vela allí! ¡Cómo
se nos abre el mundo a través
de nosotros!

Tú estás
donde tu ojo está, estás
arriba, estás
abajo, yo
encuentro salida.

Oh ese centro errante, vacío,
hospitalario. Separados,
te caigo en suerte, me
caes en suerte, uno del otro
caído, vemos
a través:

Lo
Mismo
nos ha
perdido, lo
Mismo
nos ha
olvidado, lo
Mismo
nos ha -

Paul Celan

De "La rosa de nadie" 1963
Versión de José Luis Reina Palazón
Obras completas - Editorial Trota 1999

miércoles, 4 de febrero de 2009

Yo se de mujeres...

Yo sé de mujeres.
Las sé altas, bajas,
rubias, morenas, espigadas,
gorditas,
sencillas, sublimes, complejas,
vanidosas,
y sin vanagloriarme de ello
de casi todos los tipos.

Algunas
porque estuvieron en mis brazos,
de otras lo que sé, es por los cuentos
que me contaron otros;
muchas por estar frente a mi
en el diván de las remémoras.

Y conmigo se han alegrado,
entristecido,
calmadas, comprendidas.
Las he amado y las he odiado.
Supe con ellas del amor,
de la ternura, de silencios
y de peleas.

Habiendo tenido en mi camino
madre, hermanas, novias,
amantes, esposas, hijas,
amigas y otras
y a decir verdad -conociendo
mucho de mujeres-,
he aprendido a estar con ellas
y a amenguar los efectos
de nuestras mutuas torpezas.

Soy un tipo -en esto- de mundo.
Lo que dicen mis amigos
"tengo calle".

Sin embargo, contigo
me confundo en el trato, a veces
y por ello te pido disculpas,
ya que de mujeres, sin duda, sé mucho
pero poco, muy poco
de ángeles.


Yuri Tabak
(Argentino)


domingo, 1 de febrero de 2009

Prejuicio...

Abrió el paraguas
y esperó la lluvia.
Expectante se preparó
para lo peor.
En estado de alerta,
la respiración breve,
cada músculo en tensión.
Esperó.
Esperó.
Vanamente.
Esperó.

Cansado y en autodefensa
vio venir la caricia
y no tuvo capacidad de reacción.

Cristina Formés