domingo, 30 de diciembre de 2012

El amor...



Las palabras son barcos
y se pierden así, de boca en boca,
como de niebla en niebla.
Llevan su mercancía por las conversaciones
sin encontrar un puerto,
la noche que les pese igual que un ancla.

Deben acostumbrarse a envejecer
y vivir con paciencia de madera
usada por las olas,
irse descomponiendo, dañarse lentamente,
hasta que a la bodega rutinaria
llegue el mar y las hunda.

Porque la vida entra en las palabras
como el mar en un barco,
cubre de tiempo el nombre de las cosas
y lleva a la raíz de un adjetivo
el cielo de una fecha,
el balcón de una casa,
la luz de una ciudad reflejada en un río.

Por eso, niebla a niebla,
cuando el amor invade las palabras,
golpea sus paredes, marca en ellas
los signos de una historia personal
y deja en el pasado de los vocabularios
sensaciones de frío y de calor,
noches que son la noche,
mares que son el mar,
solitarios paseos con extensión de frase
y trenes detenidos y canciones.


Si el amor, como todo, es cuestión de palabras,
acercarme a tu cuerpo fue crear un idioma.


Luis García Montero
(Español)

martes, 6 de noviembre de 2012

El doliente...




Pasarán estos días como pasan
todos los días malos de la vida
Amainarán los vientos que te arrasan
Se estancará la sangre de tu herida


El alma errante volverá a su nido
Lo que ayer se perdió será encontrado
El sol será sin mancha concebido
y saldrá nuevamente en tu costado


Y dirás frente al mar: ¿Cómo he podido
anegado sin brújula y perdido
llegar a puerto con las velas rotas?


Y una voz te dirá: ¿Que no lo sabes?
El mismo viento que rompió tus naves
es el que hace volar a las gaviotas

Oscar Hahn 
(Chileno)


jueves, 4 de octubre de 2012

Certezas...


Un día te querré... Un día: ¿cuando?
No lo sé, ni me importa, todavía.
Tan segura de amarte estoy, un día,
que ni anhelo ni busco: voy andando.
Mi mano que la espera va ahuecando,
hoy reposa indolente, blanda y fría.
Un día te querrá... Hoy sólo ansía
encerrase en la tuya, descansando.
Mi amor sabe aguardar. No es impaciente:
su deseo es arroyo, y no torrente
que hacia ti, con certeza, sigue andando.
Y una tarde cualquiera y diferente
me he de dar a tu amor, serenamente.
Un día te amaré: ¿qué importa cuando?

Julia Prilutzky Farny

domingo, 30 de septiembre de 2012

Otoño...



El cárdeno otoño
no tiene leyendas
para mí. Los salmos
de las frondas muertas,
jamás he escuchado,
que el viento se lleva.
Yo no sé los salmos
de las hojas secas,
sino el sueño verde
de la amarga tierra.

Antonio Machado

miércoles, 26 de septiembre de 2012

Explicación de mi amor...


Hermoso  regalo de Max...















De golpe no estás –nada más sucedió–
borrachera fetal que tu muerte me deja.
Con esta canción que solloza, olvidada de mí,
rondaré tus maderas.

Quisiera explicarte mi amor, no tu ausencia
o mis culpas; ayer tú vivías.
Si ya no merezco cantar para ti,
yo te pido: No sigas muriendo.

El tiempo pasado, ese suave festín,
donde fuiste una caja escondida,
un clave encerrado en el muro,
una oreja en la sombra, el sigilo de nadie.

Ese tiempo y tú, lo que yo conocí,
lo que quisiste ser, clavicordio y alcohol,
sensitivo y brutal, el pasado y el piano,
acabaron en este silencio.

Si ya no merezco cantar para ti,
yo quisiera explicarte mi amor, aunque es tarde.
Tu tiempo pasó, pero yo me quedé aquí,
tañendo por ti, en tus campanas.

Cuerno de pastor de un remoto país,
piedra lisa que el alba y el cielo tocaron;
soy como tu mar, rodaré eternamente
hacia ti y, desde ti, a lo más hondo.

Mas mientras te busque en las cosas,
en tanto regreses sin que yo te llame o te olvide,
te pido que limpies mi amargo dolor;
por favor, que no sigas muriendo.

Mi padre serás, como fuiste mi padre,
un gameto en la grieta cerrada del tiempo,
voz ronca de un órgano ya enmudecido,
ahí estás, larga caja de pino.

El llanto que nombre tu nombre será
breve y, hombre, tal vez lo sabías;
pero es tanto amor exigiendo mi amor;
por favor, no te sigas muriendo



Enrique Estrázulas - Alfredo Zitarrosa
1976

domingo, 23 de septiembre de 2012

Vuelve...


Regalo de J.C.




Vuelve
coloca tu regreso
en el artejo detrás de la puerta del día
con distinto pie
bajo la cúpula que llama al silencio
media luna
que destaca
pesada mano sobre la espalda
del bello rostro con mirada firme
-solo- afuera
luciendo alas de lluvia
habitable lápida

tu - ya

Presencia

Milagro Haak
(venezolana - contemporánea)

martes, 18 de septiembre de 2012

Ultimátum...

¡Oh,Juan! ¿por qué sueñas siempre rosas?
Ya no nos caben en la habitación,
esto no puede seguir así:
Cada día te levantas con las sábanas llenas de rosas
y si por casualidad hacemos el amor
no se conforman con quedarse quietas de mañana, no:
danzan las gamberras al son de los exquisitos minués que
trazan
tus dedos al vestirme.


Por eso, me niego a que me pongas la camisa,
a que me anudes el pañuelo...
dime, ¿qué vas a hacer con esa encina desdentada y la camelia
negra
que se vinieron contigo cuando terminaste de dar un paseo por
el campo?
Ayer nos sorprendió un aguacero precioso
y como yo no llevaba gorro y sí el pelo recién lavado,
convertiste las gotas en diminutos paraguas de nácar,


yo te agradezco la gentileza de tu magia
pero el campo necesitaba agua
y lo dejaste blanco, tan blanco,
que parecía leche cuajada.
Menos mal que luego caíste en la cuenta del error
y los paraguas volaron para dejar paso


a tres mil nubes que se posaron dulcemente
en los prados, en los cerros, en los sembrados
para dar alegría y pan al santo campesino
que se hizo arrugas de un metro de profundidad por reír tanto.
En fin, Juan, haces lo que quieres con la naturaleza
y a mí me irrita el no poder enfadarme nunca contigo
a pesar de tener motivos grandes y justificados.


Desde ahora te anuncio mi ultimátum:
una de dos, o renuncias a tu poder modificante
de niños que cambian pañales por barcos,
de aceituna que, porque le da la gana, se transforma en ciruela
los domingos,
o nos mudamos a otra buhardilla
que tenga suficiente espacio para meter allí todos tus trastos...
¡Porque mira que eres pesado!
Porque mira que te quiero tanto, alquimista barato.


Almudena Guzmán


miércoles, 12 de septiembre de 2012

José de San Martín...

Nada perderemos,
iremos a otra tierra,
hallaremos nuevos mares,
nuevas gentes,
nuevas ciudades llenas de colores
y sonrisas;
pero nuestra patria irá con nosotros,
a donde quiera que miremos
la patria estará allí,
esperándonos.

Nada hemos perdido
ni el amanecer desangrado del Cuzco,
ni los nidos de la torcaza araucana,
ni los muros dormidos de Macchu Picchu,
ni el color del maíz al desgranarse,
todo está en nuestro corazón
a la espera de nuestro regreso,
no temamos al viaje,
sigamos hasta encontrar
tiempos propicios para el regreso,
no hay nada que temer
aun en la muerte
la patria vendrá a nosotros
y traerá el rocío nocturno
del río de la Plata,
y el sol carmesí de los Incas
que en vida tanto regocijaron
a nuestros corazones.

 Iván Cruz (Mexicano)

sábado, 16 de junio de 2012

El amor es un centro...

Una esperanza un huerto un páramo
una migaja entre dos hambres
el amor es campo minado
un jubileo de la sangre
cáliz y musgo/ cruz y sésamo
pobre bisagra entre voraces
el amor es un sueño abierto
un centro con pocas filiales
un todo al borde de la nada
fogata que será ceniza
el amor es una palabra
un pedacito de utopía
es todo eso y mucho menos
y mucho más/ es una isla
una borrasca/ un lago quieto
sintetizando yo diría
que el amor es una alcachofa
que va perdiendo sus enigmas
hasta que queda una zozobra
una esperanza un fantasmita

Mario Benedetti





martes, 12 de junio de 2012

Cosas...

Vienen las cosas que revuelven
las penas azuladas. Un niño
despierta fantasmas sucios de tiempo
y me acuerdo de morir.
Es como taparse las promesas
para que sean promesas, no
cuerpos ignorantes de su cuerpo.
Filtran la fe en los bodegones.
Alguno habla por teléfono
y el infinito siempre da ocupado.
Esta sangre está acierta
y busca otra alma
en los que roban humo
en la mañana de hoy.



Juan Gelman





viernes, 8 de junio de 2012

Negaciones...


A qué juega la vida con el pobre deseo
con el hombre perdido, con el cándido beso.
Por qué ciñe la vida sus oscuros cejos
por el filo del vidrio de su pálido espejo.
Por qué no lava los pies de los niños enfermos
ni condice su gloria con los gritos del viento
¿Es acaso esa vida tus cuarteles de invierno
y los hombres las ramas para hacer tu fuego?
¡Negaré toda forma que me quite la risa
Negaré que me has visto caminar por el tiempo!
Si es que acaso la vida que pusiste en mi pecho
no reparte la paz que menciona tu verbo.
¿A que juega la vida que inventaste sin verlos
consumidos de hambre en la arteria del cielo?
Si al mover tus alfiles los peones murieron
y la reina dormida se quedó sin deseos.
¡Que me trague el dolor si blasfeman mis versos!
Si es acaso mentira que subsidias infiernos
Si Belcebú no rinde los honores pequeños
con burdeles y putas a tus pies de bohemio.
Que se quiebre mi paso y se rompa mi aliento
si es verdad que éste grito no es el grito del pueblo
Si es mentira que existe tu abandono inquieto
entregado a placeres en los bares eternos.
¿Que es acaso esa vida que inventaste en tu juego
mientras gime errabundo un arcángel del suelo
¿Es que burla la fama que le dio su dueño
al crearnos mirando como mueren los sueños?
Negaré toda forma que me arranque la risa
que me enfríe el alma con varillas de hielo
Negaré que me viste siendo nada en la brisa
Negaré que te he visto temblando de miedo.

Walter Faila





domingo, 3 de junio de 2012

Carta al amante...

Por recorrer tu piel a pedacitos
olvidé la piel agrietada
de la patria,
dejé de andar por sus caminos,
no llegué hasta sus aldeas,
ignoré el hambre y la violencia,
sumergida en un orgasmo inacabable.
Así me fui volviendo caracol.
Me fui volviendo tortuga,
oculta en las profundidades de su casa.
Vivía inútil, cantando
como la cigarra de la fábula.
Mi casa no tenía puertas ni ventanas.
Monumental, ¡el egoísmo me envolvía
en su crisálida!
Sin embargo, nuestro amor crecía.
Nuestro amor, que ha sido
un diálogo de años.
Un amarnos a besos,
a golpes a mordiscos.

Carmen Matute
(Guatemalteca, contemporánea)




 

miércoles, 30 de mayo de 2012

Elegía...


(En Orihuela, su pueblo y el mío, se
me ha muerto como el rayo Ramón Sijé,
a quien tanto quería.)







Yo quiero ser llorando el hortelano
de la tierra que ocupas y estercolas,
compañero del alma, tan temprano.


Alimentando lluvias, caracolas
y órganos mi dolor sin instrumento
a las desalentadas amapolas


daré tu corazón por alimento.
Tanto dolor se agrupa en mi costado,
que por doler me duele hasta el aliento.


Un manotazo duro, un golpe helado,
un hachazo invisible y homicida,
un empujón brutal te ha derribado.


No hay extensión más grande que mi herida,
lloro mi desventura y sus conjuntos
y siento más tu muerte que mi vida.


Ando sobre rastrojos de difuntos,
y sin calor de nadie y sin consuelo
voy de mi corazón a mis asuntos.


Temprano levantó la muerte el vuelo,
temprano madrugó la madrugada,
temprano estás rodando por el suelo.


No perdono a la muerte enamorada,
no perdono a la vida desatenta,
no perdono a la tierra ni a la nada.


En mis manos levanto una tormenta
de piedras, rayos y hachas estridentes
sedienta de catástrofes y hambrienta.


Quiero escarbar la tierra con los dientes,
quiero apartar la tierra parte a parte
a dentelladas secas y calientes.


Quiero minar la tierra hasta encontrarte
y besarte la noble calavera
y desamordazarte y regresarte.


Volverás a mi huerto y a mi higuera:
por los altos andamios de las flores
pajareará tu alma colmenera


de angelicales ceras y labores.
Volverás al arrullo de las rejas
de los enamorados labradores.


Alegrarás la sombra de mis cejas,
y tu sangre se irán a cada lado
disputando tu novia y las abejas.


Tu corazón, ya terciopelo ajado,
llama a un campo de almendras espumosas
mi avariciosa voz de enamorado.


A las aladas almas de las rosas
del almendro de nata te requiero,
que tenemos que hablar de muchas cosas,
compañero del alma, compañero.


Miguel Hernández





domingo, 20 de mayo de 2012

La guitarra...

La guitarra
hace llorar a los sueños.
El sollozo de las almas
perdidas
se escapa por su boca
redonda.
Y como la tarántula,
teje una gran estrella
para cazar suspiros,
que flotan en su negro
aljibe de madera.


Federico García Lorca





martes, 15 de mayo de 2012

La palabra...

En cada ser, en cada cosa, en cada
palpitación, en cada voz que siento
espero que me sea revelada
esa palabra de que estoy sediento.

Aguardo a que la diga el firmamento,
pero su boca inmensa está callada;
la busco por el mar y por el viento,
pero el viento y el mar no dicen nada.

Hasta los picos de los ruiseñores
y las puertas cerradas de las flores
me niegan lo que quiero conocer.

Sólo en mi corazón oigo un sonido
que acaso tenga un vago parecido
con lo que esa palabra puede ser.

Francisco Luis Bernardez




jueves, 10 de mayo de 2012

El silencio del agua...

El silencio del agua,
Meditador silencio
Del agua sensitiva del remanso
Le está diciendo al corazón que escuche:
No palabras, engaño del oído,
Conversación inútil entre sordos
Como vuelo de pájaros sin rumbo.
No rumores del aire inoficioso
Semejante a los labios
De una estéril mujer frente al espejo.
Ni estruendos de torrente sin destino
Que apenas deja espumas
En la aridez sedienta de los cauces.
Ni menos el clamor innumerable
Del mar que sólo baña
Tercamente desiertos farallones.
Dentro de sí su propia voz escuche
Mi corazón: la del amor que tiende
Su red comunicante de armonía
Sobre todos los seres de la tierra.
Aquélla de las fuentes y los ríos,
Heraldos de la vida de los campos.
La del aire que anuncia el nacimiento
De la aurora en el canto de los pájaros
Y es música en la danza de las flores
Y al polen fecundante
Como también al regalado aroma
Sirve de enamorada mensajera.
La voz que en litorales y horizontes
Carga y descarga en sucesión alterna
Las naves del espíritu del hombre
Con la palpitación del universo.


José Antonio Escalona




sábado, 5 de mayo de 2012

Hora cero...

acá no pasa nada
el tiempo es la ilusión que hago de él
los días se repiten
o es el viento de agosto que los mezcla
los amigos no llaman
la tele corta la realidad en trocitos
me trae a casa un mundo desglosado
ellos pasan la noche bajo la lluvia
le dan duro a la fe
para mañana
san cayetano ya los habrá olvidado
acá no pasa nada
los amigos no escriben
o es el viento de agosto
la cámara me acerca un detalle del mundo
el brillo malicioso en los ojos del cana que
el abuelo con la pancarta en alto que
sangre de otros
un derrumbe
una bomba
una primer ministro en pakistan
se confunden los buenos y los malos
o es el viento de agosto que
el mundo siempre gira en otra parte
por acá no pasó
acá a esta hora lo único que pasa
es el camión de la basura


Laura Yasán
(Argentina)






lunes, 30 de abril de 2012

Justo el día...

Justo el día en que llevo gafas y un jersey
horroroso
usted descubre mi arrinconada existencia.


Le hablo con la sorpresa de no sorprenderme al tocar una
ardilla.


Y contengo como puedo este alud de labios para no
abalanzarme sobre su nuca
mientras guarda, de espaldas a mi sombra creciente
unos papeles en la carpeta.


Almudena Guzmán





miércoles, 25 de abril de 2012

Anchas sílabas...

Que mi pie te despierte, sombra a sombra
he bajado hasta el fondo de la patria.
Hoja a hoja, hasta dar con la raíz
amarga de mi patria.


Que mi fe te levante, sima a sima
he salido a la luz de la esperanza.
Hombro a hombro, hasta ver un pueblo en pie
de paz, izando un alba.


Que mi voz brille libre, letra a letra
restregué contra el aire las palabras.
Ah, las palabras. Alguien heló
los labios -bajo el sol- de España.

Miguel Otero Silva
(venezolano)



viernes, 20 de abril de 2012

Poeta solo...

Solo
como Borges
en el fondo de la rosa
torturado por báculos de plata
espejos laberintos
talismanes
viendo su ceguera de frente
sin árboles
ni caminos.
Solo
como Whitman el hermoso
se pie frente a sí mismo
sin máscaras
el poeta grita
en una calle
se da con la cabeza
en los muros deshabitados
solo
con su ira pertinaz.
A nadie importa
que ame el tun y la chirimía
la marimba
las tejas de sus indias
sus obscuros pies de adobe.
El poeta
se sienta a contemplar
a la joven Guatemala
-sangre y leche-
desangrándose violada.
El fuego de la furia
lo cobija
como un útero maligno
lo atrapa
bajo campanas delirantes
lo encierra en su caracol de llanto.
El poeta está solo
bajo el cielo azul indiferente.


Carmen Matute
Mayo 84
(Guatemalteca, contemporánea)







domingo, 15 de abril de 2012

Una canción en la tormenta...

Asegúrate bien de que a tu lado peleen
los océanos eternos, aunque esta noche
el viento en contra y las mareas
nos hagan su juguete.
A fuerza de tiempo, no de guerra,
en medio del peligro nos guiamos:
Sea bienvenida entonces la descortesía del Destino
dondequiera que aparezca
en todo tiempo de angustia y también
en el de nuestra salvación,
el juego vence siempre al jugador
y el barco a su tripulación.


De la niebla salen rumbo a la tiniebla
las olas que brillan y se encrespan.
Casi estas aguas sin conciencia se comportan
como si tuviesen alma-
casi como si hubieran pactado sumergir
nuestra bandera debajo de sus aguas verdes:
sea bienvenida entonces la descortesía del Destino
dondequiera que pueda verse, etc.


Asegúrate bien, a pesar de que las olas y el viento
en reserva guardan ráfagas aún más poderosas,
que los que cumplimos las guardias asignadas
ni por un instante descuidemos la vigilancia.
Y mientras nuestra proa flotando rechaza
cada carrera frustrada de las olas,
canta, sea bienvenida la descortesía del Destino
dondequiera que se desvele, etc.


No importa que sea barrida la cubierta
y se rompan la arboladura, el maderamen-
de cualquier pérdida podremos sacar provecho
salvo de la pérdida del regreso.
Por eso, entre estos Diablos y nuestra astucia
deja que la cortesía de las trompetas suene,
y que sea bienvenida la descortesía del Destino,
dondequiera que se encuentre, etc.


Asegúrate bien, aunque en poder nuestro
nada quede para dar
salvo sitio y fecha para encontrar el fin,
y deja de esforzarte por vivir,
que hasta que éstos se disuelvan, nuestra Orden se mantiene,
nuestro Servicio aquí nos ata.
Sea bienvenida entonces la descortesía del Destino,
dondequiera que aparezca,
en todo tiempo de angustia y también
en el de nuestro triunfo,
el juego vence siempre al jugador
y el barco a su tripulación.


Rudyard Kipling
Versión de Luis Cremades





martes, 10 de abril de 2012

El último deseo...



Si se derrumba el cielo, si se rompe el mar.
Si a mi poesía la traga el infinito,
si cae mi nombre fulminado por el tiempo.

Si en la ribera el agua se olvida de la arena.
Y en las costas de mi río las hierbas esconden
las cicatrices de mis huellas.

Quiero que estés allí, ¡corazón de trigo!
Juntando mis vocales a la vera de los verbos,
amontonando mis despojos
en los escombros del camino.

Porque sabes mas que todos mis místicos silencios.
Porque intuyes en mis labios tus senos en mi vicio.

Si a la sombra de mis montes el sol las elimina
con su brillo tenaz de loco aventurero.
Si me suben por las manos tus hiedras suaves,
huidizas a mi tacto de flor en terciopelo.

Si en mi ciega singladura hacia tu muelle
naufrago en la ignorancia de la isla de tus besos.

Si en mi pueblo se agiganta mi nostalgia
y rueda el delirio
en la urbana belleza de tu piel de caramelo.

Si no logro alcanzarte con mis alas de bardo,
si son mas altos los muros de tu vida.
Si son inalcanzables los luceros de tus ojos,
y se quiebran mis vuelos, y me hundo en la muerte.

Quiero que estés allí, ¡Corazón de trigo!
Antes que se agote mi último suspiro
antes que se trague mi garganta
la dicha de decirte que te quiero.-

Walter Faila