miércoles, 28 de diciembre de 2011

El viento y el alma...

Con tal vehemencia el viento
viene del mar, que sus sones
elementales contagian
el silencio de la noche.


Solo en tu cama le escuchas
insistente en los cristales
tocar, llorando y llamando
como perdido sin nadie.


Mas no es él quien en desvelo
te tiene, sino otra fuerza
de que tu cuerpo es hoy cárcel,
fue viento libre, y recuerda.


Luis Cernuda



sábado, 24 de diciembre de 2011

¡Feliz Navidad!

María Madre...



La Virgen,
sonríe muy bella.
¡Ya brotó el Rosal,
que bajó a la tierra
para perfumar!


La Virgen María
canta nanas ya.
Y canta a una estrella
que supo bajar
a Belén volando
como un pastor más.


Tres Reyes llegaron;
cesa de nevar.
¡La luna le ha visto,
cesa de llorar!
Su llanto de nieve
cuajó en el pinar.


Mil ángeles cantan
canción de cristal
que un Clavel nació
de un suave Rosal.


Gloria Fuertes








miércoles, 21 de diciembre de 2011

Con mi rueca...

No reconozco mi color.
En Alejandría perdí mi sombra
y toda apariencia de ciudad
ha sido belleza de lo inútil.
Todas mis coartadas sólo
sirvieron para estrechar
los lazos con la muerte.
Mi cuerpo encuadernado de lino


y la operación final
de enrollar mis venas.


Carlota Caulfield




sábado, 17 de diciembre de 2011

Como tinaja...

En los días buenos,
de lluvia,
los días en que nos quisimos
totalmente,
en que nos fuimos abriendo
el uno al otro
como cuevas secretas;
en esos días, amor
mi cuerpo como tinaja
recogió toda el agua tierna
que derramaste sobre mí
y ahora,
en estos días secos
en que tu ausencia duele
y agrieta la piel,
el agua sale de mis ojos
llena de tu recuerdo
a refrescar la aridez de mi cuerpo
tan vacío y tan lleno de vos.


Gioconda Belli


martes, 13 de diciembre de 2011

Alguna vez...

Alguna vez la encuentro por el mundo
y pasa junto a mí
y pasa sonriéndose y yo digo
¿Cómo puede reír?


Luego asoma a mi labio otra sonrisa
máscara del dolor,
y entonces pienso: -Acaso ella se ríe,
como me río yo.


Gustavo Adolfo Bécquer





viernes, 9 de diciembre de 2011

Historia del viejo mundo...




un lento caer en lontananza
al más allá de una sombra que a todas luces enceguece
un distraído andar por estrechas calles
de nombres desangrados sobre sus aceras
pisoteando las ruinas de las ruinas de lo que seremos
un nuevo verbo para lo antiquísimo del momento
en que olvidamos sentir
una migración de sueños en desbandada
hacia el desfiladero de la vigilia
y la enumeración caótica de una apresurada biografía
que llega hasta el punto en que todo se detiene

la última frontera
usted está aquí
y una flecha que apunta a mis pies
aquí se desbarranca la nada

tengo los sueños atrapados en los párpados
y no cierro los ojos
lo que existe pende de una mirada y un adiós

habría que descorrer el cielo de la noche
los sueños de los párpados
habría que romper todo lo mudo
tomar un borde del fin del mundo
y volar en sentido contrario
para inventar cada cosa de nuevo
verlas renacer antiguas y recién sentidas

y una vez inventado el mundo
salir a buscarte con la ruta que trazaste
en este mapa que es mi cuerpo y es tu fantasma
para ver también renacer tu regreso
entonces desde ahí
comenzar a contar la historia del viejo mundo

Herson Barona
@viajerovertical





lunes, 5 de diciembre de 2011

Desnudo...

El cielo de tu tacto
amarillo cubría
el oculto jardín
de pasión y de música.
Altas yedras de sangre
abrazaban tus huesos.
La caricia del alma
-brisa en temblor- movía
todo lo que tú eras.
¡Qué crepúsculo bello
de rubor y cansancio
era tu piel! Estabas
como un astro sin brillo,
recibiendo del sol
la luz de tu contorno.
Sólo bajo tus pies era de noche.
Eres cárcel de música
de la música presa,
que intentaba escapar
en cada gesto tuyo,
pero que no podía salir
y se asomaba como un niño
a los cristales de tus ojos claros.


Manuel Altolaguirre




jueves, 1 de diciembre de 2011

Soneto para acabar un amor...


He quemado el pañuelo por si acaso
se pudiera tejer de nuevo el lino.
Le sobra la mitad del vaso al vino
y más de media noche al cielo raso.

Tenía que pasar esto. Y el caso
es que estando yo siempre de camino
y estando tú parada, no te vi y no
me ha cogido el amor nunca de paso.

Puede que salga a relucir la historia
porque nunca se acaba lo que acaba,
que se queda a vivir en la memoria.

Echa a andar el amor que te he tenido
y se va no sé dónde. Donde estaba.
De donde no debiera haber salido.

Manuel Alcántara
(Español - Contemporáneo)






domingo, 27 de noviembre de 2011

Siempre...

Aunque los pasos toquen mil años este sitio,
no borrarán la sangre de los que aquí cayeron.


Y no se extinguirá la hora en que caísteis,
aunque miles de voces crucen este silencio.
La lluvia empapará las piedras de la plaza,
pero no apagará vuestros nombres de fuego.


Mil noches caerán con sus alas oscuras,
sin destruir el día que esperan estos muertos.


El día que esperamos a lo largo del mundo
tantos hombres, el día final del sufrimiento.


Un día de justicia conquistada en la lucha,
y vosotros, hermanos caídos, en silencio,
estaréis con nosotros en ese vasto día
de la lucha final, en ese día inmenso.


Pablo Neruda


miércoles, 23 de noviembre de 2011

Ese gran simulacro...












Cada vez que nos dan clases de
amnesia
como si nunca hubieran existido
los combustibles ojos del alma
o los labios de la pena huérfana
cada vez que nos dan clases de
amnesia
y nos conminan a borrar
la ebriedad del sufrimiento
me convenzo de que mi región
no es la farándula de otros


en mi región hay calvarios de
ausencia
muñones de porvenir / arrabales
de duelo
pero también candores de
mosqueta
pianos que arrancan lágrimas
cadáveres que miran aún desde
sus huertos
nostalgias inmóviles en un pozo
de otoño
sentimientos insoportablemente
actuales
que se niegan a morir allá en lo
oscuro


el olvido está tan lleno de memoria
que a veces no caben las
remembranzas
y hay que tirar rencores por la
borda
en el fondo el olvido es un gran
simulacro
nadie sabe ni puede / aunque
quiera / olvidar
un gran simulacro repleto de
fantasmas
esos romeros que peregrinan por
el olvido
como si fuese el camino de
santiago


el día o la noche en que el olvido
estalle
salte en pedazos o crepite /
los recuerdos atroces y de
maravilla
quebrarán los barrotes de fuego
arrastrarán por fin la verdad por
el mundo
y esa verdad será que no hay
olvido


Mario Benedetti


sábado, 19 de noviembre de 2011

La humedad de los espejos...


Mírame aquí, exiliado del verbo y de los hombres
No tengo en mis manos la cosecha del tiempo
ni puedo satisfacer tu hambre de futuro y de trincheras
con un poco de sal que sabe al infinito.
Mírame aquí , dentro de una metafísica incierta
con el vientre lamiendo el horizonte
y la textura triste del crepúsculo y la aurora.
Puedes quererme, pese a todo, o tal vez olvidarme,
moler a palos mis ideas en cada madrugada
o besar el llanto que amalgama el hoy con los principios
Puedes desollarte con mis labios ancestrales
y sembrar mi pecho con las espinas de tus rosas.
¿Acaso importa la lápida o el mármol?
¿Acaso cuenta el misterio y la desdicha?
Mírame aquí, como un chacal bajo la luna
con los colmillos sangrando de impotencia
removiendo los enjambres de la greda
en busca del rincón y del origen.
Obsérvame en éste raquítico espacio
en que la tierra es el cementerio del cielo
y el cielo un cuento de hadas
que te adormece en el enigma de una idea.
Puedes irte, pese a todo… o recordarme
¿Acaso cuenta saber si aun te amo?
¿Acaso importa una mano ungida de lirismo?
Puedes gritarlo o callar…es lo mismo,
lo adivino en la humedad de los espejos
en éstas manos que guardan
solo un poco de sal que sabe al infinito.-

Walter Faila






jueves, 10 de noviembre de 2011

Canción del Amor Lejano...

Ella no fue, entre todas, la más bella,
pero me dio el amor más hondo y largo.
Otras me amaron más; y, sin embargo,
a ninguna la quise como a ella.


Acaso fue porque la amé de lejos,
como una estrella desde mi ventana...
Y la estrella que brilla más lejana
nos parece que tiene más reflejos.


Tuve su amor como una cosa ajena
como una playa cada vez más sola,
que únicamente guarda de la ola
una humedad de sal sobre la arena.


Ella estuvo en mis brazos sin ser mía,
como el agua en cántaro sediento,
como un perfume que se fue en el viento
y que vuelve en el viento todavía.


Me penetró su sed insatisfecha
como un arado sobre llanura,
abriendo en su fugaz desgarradura
la esperanza feliz de la cosecha.


Ella fue lo cercano en lo remoto,
pero llenaba todo lo vacío,
como el viento en las velas del navío,
como la luz en el espejo roto.


Por eso aún pienso en la mujer aquella,
la que me dio el amor más hondo y largo...
Nunca fue mía. No era la más bella.
Otras me amaron más... Y, sin embargo,
a ninguna la quise como a ella.


José Ángel Buesa







domingo, 6 de noviembre de 2011

Era un niño que soñaba...

Era un niño que soñaba
un caballo de cartón.
Abrió los ojos el niño
y el caballito no vió.


Con un caballito blanco
el niño volvió a soñar;
y por la crin lo cogía...
¡Ahora no te escaparás!


Apenas lo hubo cogido,
el niño se despertó.
Tenía el puño cerrado.
¡El caballito voló!


Quedóse el niño muy serio
pensando que no es verdad
un caballito soñado.
Y ya no volvió a soñar.


Pero el niño se hizo mozo
y el mozo tuvo un amor,
y a su amada le decía:
¿Tú eres de verdad o no?


Cuando el mozo se hizo viejo
pensaba: Todo es soñar,
y el caballito soñado
y el caballo de verdad.


Y cuando le vino la muerte,
el viejo a su corazón
preguntaba: ¿Tú eres sueño?
¡Quién sabe si despertó!


Antonio Machado




miércoles, 2 de noviembre de 2011

Documentos...

Llena de signos y de árboles,
ella cruza la noche como un fuego o un río,
asciende en el silencio y la memoria,
es infinita como un hecho,
la existo, la conduzco, yo soy su certidumbre.

Juan Gelman





sábado, 29 de octubre de 2011

Tango para engañar a la tristeza...

A la ausencia, al olvido, a la nostalgia
mi corazón les pone letra y música
de tango algunas noches, tú lo sabes:
veinte años no es nada. Aunque, a las claras,
bien sabe a quién engaña pretendiendo
engañar, como a un necio, a la tristeza.


Víctor Jiménez






martes, 25 de octubre de 2011

Acto de fe...

Una inmensidad plana, apenas un vapor azulado.
El amor en el fondo del agua
es la especie de tristeza por la que ya pasamos.
Podría elegir una dirección cualquiera
y extraviarse sería la única certeza:
es el fin de los tiempos y todo
el cuento que recitamos de memoria,
sin embargo llego siempre aquí mismo
donde los amigos viven colgando de los muros
en este lugar sumergido y hospitalario
Paseo ante sus rostros y no quiero tocarlos
están tan bellos así, tan inmóviles, tan acabados.
Tal vez pueda de nuevo caminar sobre el agua
si no fuera por este gran peso en mi conciencia
por esta soga al cuello,
caminar otra vez sobre el agua. Eso
es lo poco que quiero para seguir
sin hundirme en el suelo, sin ahogarme.
Si algún muro se derrumba
va a ser el de mi casa
ahora que es viernes como antes
y se termina el mundo
como siempre y todavía
en algún lugar esto hierve.


Eleonora Filkenstein
(Agentina)




viernes, 21 de octubre de 2011

Me dueles...


Mansamente, insoportablemente, me dueles.
Toma mi cabeza. Córtame el cuello.
Nada queda de mí después de este amor.
Entre los escombros de mi alma, búscame,
escúchame.
En algún sitio, mi voz sobreviviente, llama,
pide tu asombro, tu iluminado silencio.
Atravesando muros, atmósferas, edades,
tu rostro (tu rostro que parece que fuera cierto)
viene desde la muerte, desde antes
del primer día que despertara al mundo.
¡Qué claridad de rostro, qué ternura
de luz ensimismada,
qué dibujo de miel sobre hojas de agua!
Amo tus ojos, amo, amo tus ojos.
Soy como el hijo de tus ojos,
como una gota de tus ojos soy.
Levántame. De entre tus pies levántame, recógeme,
del suelo, de la sombra que pisas,
del rincón de tu cuarto que nunca ves en sueños.
Levántame. Porque he caído de tus manos
y quiero vivir, vivir, vivir.

Jaime Sabines





viernes, 23 de septiembre de 2011

Nocturno...





Por una vez existe el cielo innecesario
Nadie averigua acerca de mi corazón
ni de mi salud milagrosa y cordial
porque es de noche manantial de la noche
viento de la noche viento olvido,
porque es de noche entre silencio y uñas
y quedo desalmado como un reloj lento

Húmeda oscuridad desgarradora
oscuridad sin adivinaciones,
con solamente un grito que se quiebra a lo lejos
y a lo lejos se cansa y me abandona

Ella sabe qué palabras podrían decirse
cuando se extinguen todos los presagios
y el insomnio trae iras melancólicas
acerca del porvenir y otras angustias.

Pero no dice nada, no las suelta
Entonces miro en lo oscuro llorando
y me envuelvo otra vez en mi noche
como en una cortina pegajosa
que nadie nunca nadie nunca corre

Por el aire invisible baja una luna dulce
hasta el sueño por el aire invisible.
Estoy solo como con mi infancia de alertas
con mis corrientes espejismos de Dios
y calles que me empujan inexplicablemente
hacia un remoto mar de miedos

Estoy solo como una estatua destruida
como un muelle sin olas como una simple cosa
que no tuviera el hábito de la respiración
ni el deber del descanso ni otras muertes en cierne
solo en la anegada cuenca del desamparo
junto a ausencias que nunca retroceden

Naturalmente ella
conoce qué palabras podrían decirse
pero no dice nada
pero no dice nada irremediable


Mario Benedetti





lunes, 19 de septiembre de 2011

Donde...


¿Estoy en el crepúsculo de via del Corso que tenía
cara de confidencia
y me sacó un pedazo de dolor? Allí supe
que el vago ser de la lluvia se parece
a la congoja de casi sentir
y las heridas se callan hasta mañana por lo menos.
Se puede entonces volver a casa
y no buscar soluciones,
entrar en uno mismo
como una visitación.
No sé si soy el fantasma que me visita
o yo lo visito con voluntad inútil.
No sé si estoy en la calle Camargo velando a mi
/perro
acabadito de morir todavía.
¿Qué pasará si uno se recorriera el alma humana /y la otra?
¿Lo sucedido volverá a suceder?
¿Se habrá secado en su abandono?
¿Construyó músicas mañana?
A veces, mundo, sos
una fotografía orinada por el tiempo
en la que nunca estuve.
escribo lo que no puedo escribir en mí.
¿Dónde está el crepúsculo dicho?
Sería lindo juntar los restos que dejó en cada
/gente
para abrigarla otra vez.
En realidad estoy hablando del futuro.
Dónde está uno si no.
Digo, en ninguna parte.

Juan Gelman





jueves, 15 de septiembre de 2011

Ud. se me escapa...

Usted se me escapa en los pasillos como
un discóbolo impregnado de aceite.


Pero todo lo que habla es una mano enguantada
por mis medias.
(Desnuda, froto su voz contra las caderas
de la sábana
para no dormirme tan triste)


Almudena Guzmán






domingo, 11 de septiembre de 2011

Cuánto te odio distancia...



¡Cuánto te odio distancia!

Vestida de puta disimulas tu ingenuidad,
con tu ligero de olvido alimentas el recuerdo
¡cuánto te odio distancia!

La rabia que llevo dentro te la debo a ti
¿contenta? ¡deberías!
porque no puedo matarte

Te escupo en la cara si miro una foto
y entrada la noche me revuelco solo,
sacudido por tu estúpida risa.

¡Cuánto te odio distancia!
Como quisiera deshacerte, enamorarte, dejarte
y estrujarte poco a poco y volverte nada...
y pisarte –con los pies–
hasta que la luz se acabe, hasta quemarte de frío,
distancia... ¡Cuánto te odio!

Gonzalo Osses - Vilches
(Chileno - Contemporáneo)





miércoles, 7 de septiembre de 2011

Final inextinguible...

Era una lluvia quieta que no caía
Era la noche lo que nos mojaba
Eran cielos que se mudaban a otras aves
Eran las despedidas alineadas
al borde de un despeñadero


Y son mis ojos que se rompen
como delgadísimo cristal contra
las cosas que se acaban
Son los colores dando la espalda


Fue sentir la fuerza de la nada
golpeándome el rostro, incinerando
todos los caminos de todas las memorias
y gritar todo lo mío y esperar que no me oyeran
para que el olvido se comiera mis últimos deseos
Pero fue también callar siete palabras
del otro lado del silencio
para no extinguir sus nombres


Fue llegar al fin del mundo con las manos vacías
y las distancias destrozadas
Fue llegar con la última sonrisa y una certeza
Aquí comienza lo que no se acaba


Herson Barona
@ViajeroVertical





sábado, 3 de septiembre de 2011

Espero curarme de ti...



Espero curarme de ti en unos días. Debo dejar de fumarte, de beberte, de pensarte. Es posible. Siguiendo las prescripciones de la moral en turno. Me receto tiempo, abstinencia, soledad.


¿Te parece bien que te quiera nada más una semana? No es mucho, ni es poco, es bastante. En una semana se puede reunir todas las palabras de amor que se han pronunciado sobre la tierra y se les puede prender fuego. Te voy a calentar con esa hoguera del amor quemado. Y también el silencio. Porque las mejores palabras del amor están entre dos gentes que no se dicen nada.


Hay que quemar también ese otro lenguaje lateral y subversivo del que ama. (Tú sabes cómo te digo que te quiero cuando digo: “que calor hace”, “dame agua”, “¿sabes manejar?”, “se te hizo de noche”…Entre las gentes, a un lado de tus gentes y las mías, te he dicho “ya es tarde”, y tú sabías que decía “te quiero”.)


Una semana más para reunir todo el amor del tiempo. Para dártelo. Para que hagas con él lo que tú quieras: guardarlo, acariciarlo, tirarlo a la basura. No sirve, es cierto. Sólo quiero una semana para entender las cosas. Porque esto es muy parecido a estar saliendo de un manicomio para entrar a un panteón.


Jaime Sabines






martes, 30 de agosto de 2011

Cosas que no tendremos...



Cosas que no tendremos:

Las mañanas de abril largas de amor y sueño.
Las tardes de noviembre con lluvia interminable.
Las noches del verano tercamente estrelladas.
Todas las madrugadas dulcísimas de otoño.

Cosas que me he perdido:

No sabré del sabor de tu boca dormida.
No acunaré a tus hijos. No beberé tu vino.
No lloraré contigo viendo ningún ocaso.
No me amanecerá tu vientre entre las sábanas.

Tengo todo un tesoro de lagunas y ausencias,
un muestrario completo de páginas en blanco.


Josefa Parra
De "Alcoba del agua" 2002