martes, 31 de enero de 2006

Un sueño de Dios...



Yo tuve un sueño de Dios
que me explotó en el vacío
porque esta flauta de jade
con su nota de voz
sólo yo puedo escucharla
porque soñé el sueño mío.

Yo tuve un sueño de Dios
así que tal vez no sea mío
pero que se fue un sueño de sueño
que me saco del hastío.

Yo tuve un sueño de Dios
que además digo que es mío
yo tuve un sueño ¡por Dios!
o es que al soñar desvarío.

Yo tuve un sueño de Dios
que ahora acepto que es de los dos
porque en este soñar soñando
también creo que Dios es mío.

Yo tuve un sueño de Dios
donde formaba parte del trío
era de color de oro el arroz
y de destellos de plata el río.

Yo tengo el sueño a y Dios
en un rincón de dulzura
donde se siente un frío de amor
y en el color la amargura.

Yo tuve lo que no tengo
y tengo lo que no tuve
porque al estar allí
me entretuve tejiendo
lo que ahora tengo
que estallo en el vacío
para soñar que despierto
que el sueño de Dios es mío.

Samuel Roldán
Caracas, 1996

jueves, 19 de enero de 2006

Cada vez...

Colaboración del Mago...


Cada vez que te vayas de vos misma
no olvides que te espero
en tres o cuatro puntos cardinales

siempre habrá un sitio dondequiera
con un montón de bienvenidas
todas te reconocen desde lejos
y aprontan una fiesta tan discreta
sin cantos sin fulgor sin tamboriles
que sólo vos sabrás que es para vos

cada vez que te vayas de vos misma
procurá que tu vida no se rompa
y tu otro vos no sufra el abandono/
y por favor no olvides que te espero
con este corazón recién comprado
en la feria mejor de los domingos

cada vez que te vayas de vos misma
no destruyas la vía de regreso
volver es una forma de encontrarse
y así verás que allí también te espero...
Mario Benedetti

sábado, 14 de enero de 2006

Hay un momento...

Hay un momento
en que uno se libera de su biografía
y abandona entonces esa sombra agobiante,
esa simulación que es el pasado.

Ya no hay que servir más
la angosta fórmula de uno mismo,
ni seguir ensayando sus conquistas,
ni plañir en las bifurcaciones.

Abandonar la propia biografía
y no reconocer los propios datos,
es aliviar la carga para el viaje.

Y es como colgar en la pared un marco vacío
para que ningún paisaje se agote al fijarse

Roberto Juarroz
(Argentino)

miércoles, 11 de enero de 2006

Huelga...

A Laureano Márquez, politólogo y humorista,
el mejor ser humano que he conocido
en toda mi vida, que está siendo perseguido en
Venezuela -como tantos lo hemos sido,
como tantos siguen perseguidos hoy, ahora-,
por el simple hecho de disentir...


Quiero una huelga
donde vayamos todos.
Una huelga de brazos,
piernas, de cabellos,
una huelga naciendo
en cada cuerpo.

Quiero una huelga
de obreros de palomas
de choferes de floresde técnicos
de niños
de médicos de mujeres.

Quiero una huelga grande,
que hasta el amor alcance.
Una huelga donde todo se detenga,
el reloj las fábricas
el plantel los colegios
el bus los hospitales
la carretera los puertos.

Una huelga de ojos, de manos y de besos.
Una huelga donde respirar no sea permitido,
una huelga donde nazca el silencio
para oír los pasos del tirano que se marcha.

Gioconda Belli

lunes, 9 de enero de 2006

Dos amantes...

Dos amantes dichosos hacen un solo pan,
una sola gota de luna en la hierba,
dejan andando dos sombras que se reúnen,
dejan un solo sol vacío en una cama.

De todas las verdades escogieron el día:
no se ataron con hilos sino con un aroma,
y no despedazaron la paz ni las palabras.
La dicha es una torre transparente.

El aire, el vino van con los dos amantes,
la noche les regala sus pétalos dichosos,
tienen derecho a todos los claveles.

Dos amantes dichosos no tienen fin ni muerte,
nacen y mueren muchas veces mientras viven,
tienen la eternidad de la naturaleza.

Pablo Neruda

domingo, 8 de enero de 2006

Píntame angelitos negros...

¡Ah mundo! La Negra Juana,
¡la mano que le pasó!
se le murió su negrito,
sí señor.

Ay, compadrito del alma,
¡tan sano que estaba el negro!
yo no le acataba el pliegue,
yo no le miraba el hueso,
como yo me enflaquecía,
lo medía con mi cuerpo,
se me iba poniendo flaco
como yo me iba poniendo.
Se me murió mi negrito;
Dios lo tendría dispuesto;
ya lo tendrá colocao
como angelito del cielo.

Desengáñese, comadre,
que no hay angelitos negros.
Pintor de Santos de alcoba,
pintor sin tierra en el pecho,
que cuando pintas tus santos
no te acuerdas de tu pueblo,
que cuando pintas tus Vírgenes
pintas angelitos bellos,
pero nunca te acordaste
de pintar un ángel negro.

Pintor nacido en mi tierra,
con el pincel extranjero,
pintor que sigues el rumbo
de tanto pintores viejos
aunque la Virgen sea blanca,
píntame angelitos negros.

No hay un pintor que pintara
angelitos de mi pueblo.
Yo quiero angelitos blancos
con angelitos morenos.
Angel de buena familia
no basta para mi cielo.

Si queda un pintor de santos,
si queda un pintor de cielos,
que haga el cielo de mi tierra,
con los tonos de mi pueblo,
con su ángel de perla fina,
con su ángel de medio pelo,
con sus ángeles catires,
con sus ángeles morenos,
con sus angelitos blancos,
con sus angelitos indios,
con sus angelitos negros,
que vayan comiendo mangos
por las barriadas del cielo.

Si al cielo voy algún día,
tengo que hallarte en el cielo,
angelitico del diablo,
serafín cucurusero.

Si sabes pintar tu tierra,
así has de pintar tu cielo,
con su sol que tuesta blancos,
con su sol que suda negros,
porque para eso lo tienes
calientitos y de los buenos.
Aunque

No hay una iglesia de rumbo,
no hay una iglesia de pueblo,
donde hayan dejado entrar
al cuadro angelitos negros
y entonces ¿ Adónde van,
angelitos de mi pueblo,
zamuritos de Guaribe,
torditos de Barlovento ?

Pintor que pintas tu tierra,
si quieres pintar tu cielo,
cuando pintes angelitos
acuérdate de tu pueblo
y al lado del ángel rubio
y junto al ángel trigueño,
aunque la Virgen sea blanca,
píntame angelitos negros.

Andrés Eloy Blanco
(venezolano)

sábado, 7 de enero de 2006

Reloj de arena...

adentro del tiempo algo continuamente se transforma
continuamente avanza se transforma y permanece
porque el tiempo es la sustancia del tiempo
es cambio movimiento flujo caída es
el grano de arena que desciende
desciende y desciende
hacia el único punto
posible y secreto
hacia la sección
hacia el vértice
del único
instante
el punto
la cintura
más veloz
la intersección
inevitable y repetida
de la arena y de la arena
en la fatal arquitectura del reloj
que define nuevamente en su caída
la velocidad del nacimiento de una forma
que avanza hacia su muerte desde siempre
y siempre avanza y se transforma y permanece
convergencia y desaparición aparición y divergencia
permanece y se transforma y se transforma y permanece
desde siempre y hasta siempre y hasta nunca y desde nunca

Lorenzo Facorro

viernes, 6 de enero de 2006

Para leer en forma interrogativa...



Has visto,
verdaderamente has visto,
la nieve, los astros, los pasos afelpados de la brisa...

Has tocado,
de verdad has tocado
el plato, el pan, la cara de esa mujer que tanto amás...

Has vivido
como un golpe en la frente,
el instante, el jadeo, la caída, la fuga...

Has sabido
con cada poro de la piel, sabido
que tus ojos, tus manos, tu sexo, tu blando corazón,
había que tirarlos
había que llorarlos
había que inventarlos otra vez.

Julio Cortázar

jueves, 5 de enero de 2006

Llevo acostada largo tiempo....

Llevo acostada largo tiempo
en la orilla. Mis pechos
son colinas cubiertas de hoja seca.
Levanto la cabeza y me contemplo:
en mis muslos el vello a punto de ser vello,
me incorporo: la hierba a punto de ser hierba,
doy un paso y despierto al agua
a punto de ser agua,
se asusta un ave negra a punto de ser ave
a punto de ser negra...
Un resplandor me ciega:
el bosque me contempla, a punto de ser bosque,
a punto de ser tuya.
Chantal Maillard

miércoles, 4 de enero de 2006

Soneto de la mujer al sol...


Una mujer al sol es todo mi deseo,
viene del mar, desnuda, con los brazos en cruz
y la flor de los labios abierta para el beso
y en la piel refulgente el polen de la luz.

Una hermosa mujer, los senos en reposo
y caliente de sol, nada más se precisa.
El vientre terso, el pelo húmedo y una sonrisa
en la flor de los labios, abierta para el gozo.

Una mujer al sol sobre quien yo me arroje
y a quien beba y me muerda y con quien me lamente,
y que al someterse se enfurezca y solloce,

e intente rechazarme, y que al sentirme ausente
me busque nuevamente y se quede a dormir
cuando yo, apaciguado, me disponga a partir.

Vinicius de Moraes
(Brasil)