
Ni mirar relojes.
Ni sufrir andenes.
Ni presentir el álamo y la arena.
Ni dejar la ciudad del crimen sin castigo.
Ni abandonar las ratas con sus crestas de gallo.
Nada.
Quiero quer todo se detenga.
Que no haya valijas ni amores extraviados.
Ni ilusión cancelada.
Ni sueños con demora.
Ni suelos para el paso.
Ni paisajes cambiantes.
Que enmudezcan las voces del "your-attention-please"
y del vendedor de diarios.
Que nadie se vaya nunca más.
¿Por qué partir si es como morir un poco?
No son buenas las cosas a medias.
Que todo sea eterno, inmóvil, para siempre.
Roberto Esmoris Lara
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