
un apetito voraz por las alturas.
Cierran los ojos y sueñan
otra delicia y otra tierra menos seca,
pero nada saben en el esplendor de su inocencia.
El cielo es eternamente azul y somos bellos.
Más quién desde aquí podría decir
yo amo, yo tengo,
la fruta está madura, ¿es para hoy?
Aquí estamos todos
para siempre a la vuelta del deseo.
Alas para volar ¿a dónde?
No somos de nadie,
a nadie esperamos.
Ostentamos como un lujo
la media sonrisa de otra muerte.
Alicia Torres
(Venezolana - Contemporánea)
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