una herida de rayuelas abiertas
en un jardín
donde los hongos crecen
junto a las flores del delirio
enciendo mi altar de palabras
con lápices
cianuroaceite
y ciertas hierbas
mientras atrás
- en la ciudad -
se esconden
asesinos magos niños
absurdos dioses
que disuelven perdones
y más allá
entre olores de hollín
alcohol y grillos
muertos
desde una semipenumbra
un poeta descifra
el inocente dolor de los espejos
Any Lagos
(Argentina)
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