jueves, 30 de septiembre de 2010

La luna que no vi...


En Palenque
la sombra empieza a caer sobre el palacio.
El último visitante conserva el sombrero sobre la cabeza
y el ojo iluminado por el bajo relieve.
Mira hacia abajo, agobiado por el peso de los jardines que
no existen
y el calor.


Yo seré esa figura para el foco de otro,
pero me quitaré el sombrero
(frente al sol que se va)
y pondré unas hojitas plateadas, la botella de agua,
unas pocas preguntas sobre el esplendor.


¿Qué es lo que realmente queda de una
civilización?


La noche distorsiona, el alma distorsiona.


En el aire amarillo la memoria enfatiza sus
propios solitarios patios.
La luna
va a crecer como un hongo imposible a mis espaldas,
a espaldas de cualquier manera de narrar.


Estoy cercada.
El murciélago se ha llevado mi historia.(*)




(*)El murciélago...: metáfora maya para excusarse,
cuando alguien olvida lo que quería decir.




Paulina Vinderman
(Argentina)

1 comentario:

LA CORRIENTE dijo...

Al quitarse el sombrero el visitante mira el ocaso, la estructura antigua, el verdor de la grama(el cesped), quemando los ultimos rayos del sol su espalda y sin poder meterse debajo de la sombre o deleitarse con las flores y sus colores, contemplando la soledad y el silencio, el vuelo del murcielago al caer la noche y sobre sus alas la historia de una civilizacion perdida donde la supervivencia del animal en medio de la noche donde solo circula el sonido de su propio sonido.