Ahora que sonrío enternecida
no hay dolor que os conmemore,
confieso que os amé por naderías:
un rizo en la nuca, el gesto sorprendido,
la risa, la tristeza, la voz, una palabra,
una mirada esquiva o un temblor.
Y no sé quiénes fuísteis
ni me importa.
De todo lo vivido
recuerdo la tibieza de un abrazo,
un gesto adormilado,
un perfil a contraluz en la ventana,
y esa inmensa grisalla emocional,
de hombres satisfechos.
Sólo recuerdo un amante de paso,
que nada me ofreció
que no fuera cierto y no fuera hermoso.
Y aquella alegría iconoclasta
de su adiós sin promesas,
fue un canto a la vida que aún resuena.
Clotilde Tambroni
8 comentarios:
Que bello poema, amiga
Besos
Gabrielle
Uufffffff... y yo q venia emocionado para q vieras el poema del leon melquiades... es q tu escribes asi y no se como... te leo y me da de todo... aun ando de carreras creo una semana mas y ya estoy como debe ser en la blogosfera... abrazos
Gabrielle, a mi me mató...
Buhonerísimo de mi corazón, la idea no es que se desinfle, sino que se emocione más al llegar aquí... Seguro que el León Melquíades me deja plofff =o)
(No tarde en regresar, que se le extraña)
Bessitos para los dos!
Buhonero, qué detalle la dedicatoria para mi del poema del León Melquíades ¡me enamoré! ;)
Un besototote y ¡mil gracias por el honor!!!
te espero cuando quieras...
me gusta...
sobre todo lo de la alegria iconoclasta
en todo corazon hay un rincon escondido...
Es realmente un poema que "toca"
Gracias a todos por las visitas y, sobre todo, por comentar. ¡Que tengan un luminoso fin de semana!
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