Cada viernes es el anticuario.
Subirse al caballo es la precognición.
Un estandarte objetivado aumenta la temperatura,
baja las persianas.
El estado beta presupone un alfa,
hay que dormir respirando.
Dos sonidos húmedos llegan a los pies,
naftalina sonora.
Granos de arena entre tanto
bate alas de aviones en miniaturas,
la textura del alcatraz no se hace esperar.
Vuelve la cabeza,
desaparecen los ojos de los pies.
No otra armonía que volver a soñar.
María Luisa Lázaro
(Venezolana - Contemporánea)
Catatanemak
Hace 3 años.
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