miércoles, 30 de septiembre de 2009

Alhambra...



Grata la voz del agua
a quien abrumaron negras arenas,
grato a la mano cóncava
el mármol circular de la columna,
gratos los finos laberintos del agua
entre los limoneros,
grata la música del zéjel,
grato el amor y grata la plegaria
dirigida a un Dios que está solo,
grato el jazmín.

Vano el alfanje
ante las largas lanzas de los muchos,
vano ser el mejor.
Grato sentir o presentir, rey doliente,
que tus dulzuras son adioses,
que te será negada la llave,
que la cruz del infiel borrará la luna,
que la tarde que miras es la última.

Jorge Luis Borges

sábado, 26 de septiembre de 2009

Cinco poemas para Cris...



I


Ya mucho más allá del mezzo
«camin di nostra vita»
existe un territorio del amor
un laberinto más mental que mítico
donde es posible ser
lentamente dichoso
sin el hilo de Ariadna delirante
sin espumas ni sábanas ni muslos.


Todo se cumple en un reflejo de crepúsculo
tu pelo tu perfume tu saliva.
Y allí del otro lado te poseo
mientras tú juegas con tu amiga
los juegos de la noche.


II


En realidad poco me importa
que tus senos se duerman
en la azul simetría de otros senos.
Yo los hubiera hollado
con la cosquilla de mi roce
y te hubieras reído justamente
cuando lo necesario y esperable
era que sollozaras.


III


Sé muy bien lo que ganas
cuando te pierdes en el goce.
Porque es exactamente
lo que yo habría sentido.


IV


La justa errata
habernos encontrado al final del día
en un paseo púbico.


V


Me gustaría que creyeras
que esto es el irrisorio juego
de las compensaciones
con que consuelo esta distancia.
Sigue entonces danzando
en el espejo de otro cuerpo
después de haber sonreído
apenas
para mí.


Julio Cortázar

martes, 22 de septiembre de 2009

El niño amaestrado...

Miraba sus piececitos tapiados
como tallados litorales.
Huir de la tiranía de sus pasos
le haría bien.
Palabras
........Descalzándose
.....................Sin tiempo.

Roxana Acquaroni

(Española)


viernes, 18 de septiembre de 2009

Deseo...



¿Y qué deseaba yo?
Deseaba un silencio perfecto
por eso hablo

Alejandra Pizarnik

lunes, 14 de septiembre de 2009

Nos sobran motivos...

Este adiós no maquilla un hasta luego,
este nunca no esconde un ojalá,
estas cenizas no juegan con fuego,
este ciego no mira para atrás.



Este notario firma lo que escribo,
esta letra no la protestaré,
ahórrate el acuse de recibo,
estas vísperas son las de después.



A este ruido tan huérfano de padre
no voy a permitirle que taladre
un corazón podrido de latir.
Este pez ya no muere por tu boca,
este loco se va con otra loca,
estos ojos no lloran más por ti.

Esta sala de espera sin esperanza,
estas pilas de un timbre que se secó
este helado de fresa de la venganza
esta empresa de mudanza
con los muebles del amor.

Esta campana mora en el campanario,
esta mitad partida por la mitad,
estos besos de Judas,este calvario,
este look de presidiario,
esta cura de humildad.

Este cambio de acera de tus caderas,
estas ganas de nada, menos de tí
este arrabal sin grillos en primavera,
ni espaldas con cremalleras,
ni anillos de presumir.

Esta casita de muñecas de alterne
este racimo de pétalos de sal
este huracán sin ojos que lo gobiernen
este jueves,este viernes
y el miércoles que vendrá

No abuses de mi inspiración,
no acuses a mi corazón
tan maltrecho y ajado
que está cerrado por derribo.

Por las arrugas de mi voz
se filtra la desolación
de saber que éstos son
los últimos versos que te escribo,
para decir "con Dios" a los dos
nos sobran los motivos.

Este nido de pájaro disecado
este perro andaluz sin domesticar
este trono de príncipe destronado
esta espina de pescado
esta ruina de Don Juan.

Esta lágrima de hombre de las cavernas
esta horma de zapato de Barba Azul,
qué poco rato dura la vida eterna
por el túnel de tus piernas,
entre Córdoba y Maipú.

Esta guitarra cínica y dolorida
con su terco knock,knockin'on heaven's door,
estos labios que saben a despedida
a vinagre en las heridas
a pañuelo de estación

Este ladrón aparcado en tu toga
la rueca de Penélope en Luna Park
estos celos que sueñan que te desnudan
esta caracola viuda
sin la pianola del mar.

Joaquín Sabina

jueves, 10 de septiembre de 2009

Allí...

Nadie te enseña nada.
Nadie te enseña a ser vaca.
Nadie te enseña a volar en el espanto.
Mataron a miles de compañeros y nadie te enseña
a hacerlos de nuevo.
¿Cómo hago,
cómo hago yo?
¿hay que romper la memoria para que se vacíe
/como un vaso roto?
Me consuelo estúpidamente.
Miro navegar rostros en mi sangre y me digo
que no murieron aún.
Pero mueren aún
Y yo mismo, ¿qué hago mirando cada rostro?
¿Me muero en ellos cada vez?
En alguna telita del futuro habrán escrito /sus nombres.
Pero la verdad es que están muertos,
amortajados por la incomprensión.
Alzan sueños sin método
contra la vida chiquita.

Juan Gelman

lunes, 7 de septiembre de 2009

Abdicación...

Tómame, oh noche eterna, en tus
brazos y llámame hijo.

Yo soy un rey que
voluntariamente abandoné mi
trono de ensueños y cansancios.

Mi espada, pesada en brazos
flojos, a manos viriles
y calmas entregué;
y mi cetro y corona yo los dejé
en la antecámara, hechos pedazos.

Mi cota de malla, tan inútil,
mis espuelas, de un tintineo tan fútil,
las dejé por la fría escalinata.

Desvestí la realeza, cuerpo y alma,
y regresé a la noche antigua y serena
como el paisaje al morir el día.

Fernando Pessoa

jueves, 3 de septiembre de 2009

Bajo la lluvia...



¡Cómo resbala el agua por mi espalda!
¡Cómo moja mi falda,
y pone en mis mejillas su frescura de nieve!
Llueve, llueve, llueve,
y voy, senda adelante,
con el alma ligera y la cara radiante,
sin sentir, sin soñar,
llena de la voluptuosidad de no pensar.

Un pájaro se baña
en una charca turbia. Mi presencia le extraña,
se detiene... me mira... nos sentimos amigos...
¡Los dos amamos muchos cielos, campos y trigos!
Después es el asombro
de un labriego que pasa con su azada al hombro
y la lluvia me cubre de todas las fragancias
de los setos de octubre.
Y es, sobre mi cuerpo por el agua empapado
como un maravilloso y estupendo tocado
de gotas cristalinas, de flores deshojadas
que vuelcan a mi paso las plantas asombradas.
Y siento, en la vacuidad
del cerebro sin sueño, la voluptuosidad
del placer infinito, dulce y desconocido,
de un minuto de olvido.
Llueve, llueve, llueve,
y tengo en alma y carne, como un frescor de nieve.

Juana de Ibarbourou