viernes, 12 de mayo de 2006

Poema 52...

El halcón moteado se abalanza como un rayo y me acusa, se queja de que hablo mucho y remoloneo.

Tampoco yo he sido domesticado,
tampoco yo soy traducible,
mi bárbaro alarido retumba sobre los techos del mundo.

Las últimas brumas del día se demoran por mí,
arrojan mi imagen tras las otras -tan cierta como cualquiera- entre los páramos en sombras, me incitan hacia el vapor y las tinieblas.

Parto como el aire, sacudo mis blancos cabellos
bajo el sol fugitivo,
vierto mi carne en remolinos y la esparzo
en cintas festoneadas de encaje.

Me entrego al barro para crecer con la hierba que amo,
si me quieres tener otra vez, búscame bajo la suela
de tus zapatos.

Apenas sabrás quien soy, apenas entenderás qué significo,
pero igualmente te traeré salud,
y filtraré tu sangre y le daré vigor.

Si al principio no me atrapas, no te desanimes,
si no me encuentras en un lugar, búscame en otro,
en algún sitio me detengo a esperarte.


Walt Whitman
Leaves of Grass

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