martes, 5 de abril de 2011

Bastó tan sólo un sí...

Bastó tan sólo un sí
para vivir el ya y el después,
bastaron algunos suspiros
para crear un hoy.

Bastó tan sólo un sí en el momento justo
para que muriera el eres.
Bastó tan sólo un sí de tus labios
para que se olvidara el soy.
Bastó tan sólo un sí, un simple sí, un único sí,
para que naciera el somos.


Y desde ese sí mágico y tierno
comenzó a forjarse la promesa de tus besos.
Y desde el equipaje de nuestro sueño
nacimos a una tímida realidad.


Te presté mi hombro al sol
y por la noche entregué mi cuerpo a tu cuerpo.


Bastaron dos personas solas para parir un mundo
y me bastó tu imagen para edificar un universo.


Bastaban la espera y el sonido del teléfono anunciando tu llamada,
bastó tu voz inmaculada, bastó la ternura de tus palabras,
bastó tu sueño ceniciento, bastó mi espíritu sediento.


Bastó la timidez de tu sonrisa,
bastó este poema, junto a tus caricias...


Bastó que existieras en mis segundos para amar el tiempo,
que existieran las horas y el silencio
para saber que así –y sólo así– respiramos juntos.


Gonzalo Osses - Vilches
(Chileno - Contemporáneo)

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