lunes, 5 de noviembre de 2007

Siembra...


Cuando de mí no quede sino un árbol,
cuando mis huesos se hayan esparcido
bajo la tierra madre;
cuando de ti no quede sino una rosa blanca
que se nutrió de aquello que tú fuiste
y haya zarpado ya con mil brisas distintas
el aliento del beso que hoy bebemos;
cuando ya nuestros nombres
sean sonidos sin eco
dormidos en la sombra de un olvido insondable;
tú seguirás viviendo en la belleza de la rosa,
como yo en el follaje del árbol
y nuestro amor en el murmullo de la risa.
¡Escúchame!
Yo aspiro a que vivamos
en las vibrantes voces de la mañana.
Yo quiero perdurar junto contigo
en la savia profunda de la humanidad:
en la risa del niño,
en la paz de los hombres,
en el amor sin lágrimas.
Por eso,
como habremos de darnos a la rosa y al árbol,
a la tierra y al viento,
te pido que nos demos al futuro del mundo...

Miguel Otero Silva
(Venezolano)

3 comentarios:

Ulysse dijo...

Precioso!.

Precosa voluntad de trascender,
de esporular en una belleza que no ha germinado,
de pervivir en un sueño que no fué soñado aun.

gracias por contagiarme optimismo. a veces, me hace tanta falta.

Un abrazo.

Mi viaje nunca acaba...

Anónimo dijo...

"Yo quiero perdurar junto contigo
en la savia profunda de la humanidad"

Intensísimo su paisano Señora


Besos

Azul... dijo...

Ulysse, el opotimismo se lo debemos a Miguel Otero :)

Max, a mi siempre me conmueve este hombre con sus escritos

besos para los dos!