domingo, 27 de enero de 2008

Se humedecieron mis ojos...

Se humedecieron mis ojos
con el llanto del ángel que tu nombras.

Se abrieron a mi alma tus palabras,
y deshojadas tocaron mis sentidos.

Quise callar para escucharte,
para sentir el verbo entre mis sienes,
para mirar tras de mis pasos
tu recoger de rosas marchitadas.

Y me hice fuente de lágrimas vertidas
con la certeza de sentirte cerca
juntando nuestras almas en una primavera.

Y siento mis pupilas queriendo alzar un vuelo
para buscar las tuyas brillando en las estrellas,
ver la luna con su hermoso cielo
envidiando nuestro paso con destellos
desde el jardín azul de tus deseos.

Llego hasta ti, al mismo origen que imaginas
y con el mismo insomnio de tus noches.

Y te sueño sin duda en las palabras
con solo pronunciar tu nombre.

Te imagino, y evocando me llega el manantial
donde la tierra se humedece, donde sacia su sed,
donde la hierva crece.

Y te imagino transcurriendo el tiempo
sin que el mundo te olvide,
porque eres luz que alumbra el alma con tus letras
meciendo el pensamiento.

Y es que tus manos y mis manos
trasmutaran por siempre a la heridas
para llegar por siempre hacia otras almas
con balsamo de lluvia entre los dedos.

Asi que no me pidas que me vaya
porque cerca estaré noche tras noche
en el mismo lugar que tu imaginas
y con el mismo insomnio... sin reproches.

Gerardo Omaña

3 comentarios:

Tawaki dijo...

Está muy bien de principio a fin, pero el final es espectacular.

Un besote, amiga.

Azul... dijo...

Es precisamente lo que más "me mató" del poema, Tawaki :)

Besotes, guapísimo!

Anónimo dijo...

Bellisimo poema para un poeta por mi desconocido