La tristeza es un árbol inclinado
Te fuiste a esa hora en que amanece la niebla y la distancia
Y todavía pienso en el mañana como si estuvieras
¿Qué quedará cuando hasta tu aroma
se escurra por debajo de la puerta siguiendo tu camino?
Dos copas
Dos silencios
Dos pocillos
Quien sabe una luz menos en la calle que anduvimos
o esta llovizna triste colgando algún ladrido
en las ventanas apagadas
¿Qué quedará de tantos sueños trasnochados
de nuestros códigos secretos
nuestros gestos
nuestras mañas?
No mucho más que la ilusión enfriándose en la almohada
O el mismo dolor desconsolado de una vida en el destierro
O algún recuerdo aferrándose a la lluvia
O sólo dos colillas blanqueando el cenicero
O simplemente nada
Roberto Esmoris Lara
(Argentino y amigo queridísimo)
3 comentarios:
yo he vivido esto...precioso poema, triste pero precioso...achuchones mil
Yo también lo he pasado, Hija mía, todos de alguna forma lo pasamos... y sobrevivimos ;)
El poema de un argentino divino, encantador, amorosísimo, que tiene un blog que me encanta, seguro que a ti también, está en el sidebar, se llama "Que no sea demasiado tarde", cuando tengas un rato date una vuelta por allí
Un beso enormísimo
Tqmmmmmmm
Hermosísimo...como la historia que cuentan las ramas de ese árbol inclinado...
Un beso
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